August Corominas

Dr. August Corominas

August Corominas, profesor de Fisiología Humana de la Universidad de Murcia y de la Universidad Autónoma de Barcelona y académico emérito de la Real Academia Europea de Doctores (RAED), comparte con la comunidad académica el artículo «Los famélicos de Gaza», en el que aborda un trágico tema de actualidad: la hambruna que sufre la población palestina sometida al asedio del Ejército israelí en la franja de Gaza. El académico ha compartido recientemente en esta publicación los artículos «El secreto de la longevidad en las ‘zonas azules'», «Atención a las caídas, de noche y de día», «La buena vida y la vida buena», «Vida biológica y vida cuántica», «Hospitales inteligentes», «Cosmonáutica y medicina espacial», «El maltrato y su gestión», «Biología cuántica», «El negro de Banyoles (bosquimano u hotentote)», «Polidactilia», «Adolescencia, edad crítica de la vida humana», «Las sirenas, ilusión de navegantes y hombres de mar», «Alimentación bíblica: alimentos puros y alimentos impuros» y «Enfermedades raras». Además, es autor de uno de los capítulos del libro «Vitalidad al envejecer. Si lo deseas, puedes vivir más años con salud», editado por la Real Corporación con el apoyo de Vichy Catalán.

Los famélicos de Gaza

En pleno siglo XXI, cuando las tecnologías médicas pueden alcanzar la vida y las plataformas globales pueden transmitir imágenes en tiempo real, el hambre vuelve a aparecer, desnuda, como un arma de guerra. Y no hablemos del hambre estructural de los países empobrecidos, sino del hambre provocada, diseñada y mantenida con premeditación en un territorio concreto: Gaza.

Hambre inducida, no inevitable.

El hambre en Gaza no es una consecuencia inevitable del conflicto. Es un mecanismo de control, castigo y humillación. El acceso restringido a alimentos, agua potable, electricidad y medicamentos forma parte de un asedio que castiga colectivamente una población civil, contraviniendo los principios fundamentales del derecho internacional humanitario.

Niños delgaduchos, madres con los pechos secos, ancianos demacrados. Son las víctimas visibles de un sistema invisible de bloqueo. No es la meteorología, ni la desertificación, ni una plaga bíblica. Es el hombre contra el hombre. Es política, no naturaleza.

Una tragedia moral.

Las imágenes que llegan de Gaza no sólo muestran destrucción, sino vacío alimentario. El grito mudo de los famélicos resuena en la ética universal. No hay religión ni doctrina que pueda justificar el hambre como estrategia militar. Tampoco hay silencio que no sea complicidad.

Cuando las instituciones internacionales callan, cuando los gobiernos dudan y cuando las academias no denuncian se abre paso la barbarie. Y es en este vacío moral donde aparecen los famélicos, no solo como víctimas, sino como testigos de nuestra inacción.

Conclusión.

El hambre es el límite biológico de la resistencia humana. En Gaza, este límite se ha cruzado. Los famélicos no son solo los que sufren el hambre física, sino también los que viven sometidos a la desesperanza, a la pérdida de dignidad, a la indiferencia del mundo.

Este artículo es un grito, un deber y una denuncia. Porque la Academia no puede ser solo un lugar de saber, sino también de conciencia.