August Corominas Vilardell

Dr. August Corominas

August Corominas, profesor de Fisiología Humana de la Universidad de Murcia y de la Universidad Autónoma de Barcelona y académico emérito de la Real Academia Europea de Doctores (RAED), comparte con la comunidad académica el artículo «La maldad humana», en el que aborda la cara más oscura y cruel del ser humano a lo largo de la historia, que hoy en día tiene en Gaza su paradigma. El académico ha compartido recientemente en esta publicación los artículos «El secreto de la longevidad en las ‘zonas azules'», «Atención a las caídas, de noche y de día», «La buena vida y la vida buena», «Vida biológica y vida cuántica», «Hospitales inteligentes», «Cosmonáutica y medicina espacial», «El maltrato y su gestión», «Biología cuántica», «El negro de Banyoles (bosquimano u hotentote)», «Polidactilia», «Adolescencia, edad crítica de la vida humana», «Las sirenas, ilusión de navegantes y hombres de mar», «Alimentación bíblica: alimentos puros y alimentos impuros», «Enfermedades raras», «Los famélicos en Gaza» , «Sexología en la adolescencia y en la somatopausia (andropausia y menopausia)», «Ciberataques, ciberguerra y ciberseguridad» y «Refugiados». Además, es autor de uno de los capítulos del libro «Vitalidad al envejecer. Si lo deseas, puedes vivir más años con salud», editado por la Real Corporación con el apoyo de Vichy Catalán.

La maldad humana

1. Introducción.

La vida, la muerte, el amor, el odio, la bondad y la maldad constituyen aspectos esenciales de la naturaleza y la experiencia humana. La bondad puede entenderse como el ejercicio consciente del poder personal destinado a beneficiar a los demás. Sin embargo, la maldad es el ejercicio deliberado del poder para causar daño, dolor o sufrimiento a otras personas. Podemos distinguir entre malvados conscientes o voluntarios, que actúan con intención, y malvados inconscientes o involuntarios, que generan daño sin plena conciencia de sus acciones.

2. La maldad y la crueldad a lo largo de la historia.

La historia de la humanidad es también la historia de la crueldad. Desde la esclavitud a las guerras contemporáneas, el ser humano ha sido capaz de ejercer grados extremos de violencia y degradación moral.

Ejemplos históricos de maldad institucionalizada:

  • La esclavitud y la crucifixión en la Antigüedad.
  • La Inquisición medieval (1478–1498), bajo figuras como Tomás de Torquemada, con prácticas de delación, autos de fe y ejecuciones en la hoguera de supuestas brujas o herejes.
  • El Holocausto y las guerras europeas del siglo XX, con experimentos sobre humanos, como los realizados por el doctor Josef Mengele o por el doctor Shiro Ishii (Unidad 731 de Japón Imperial).
  • Los conflictos contemporáneos: Afganistán, Oriente Medio, la invasión de Ucrania y la guerra entre Hamás e Israel, con consecuencias devastadoras para la población civil.

Estas situaciones reflejan la persistencia de la violencia extrema, la tortura y la muerte como instrumentos políticos, religiosos o ideológicos.

3. Los fundamentos de la maldad.

Los sinónimos de maldad -crueldad, rencor, vileza, atrocidad, ignominia, malignidad o desprecio-expresan distintos matices de un mismo fenómeno: la negación de la dignidad humana. Podemos hablar de maldad individual, familiar o institucional, esta última ejercida por gobiernos o estructuras de poder.
La historia muestra que cuanto más poder tiene un individuo, mayor puede ser su capacidad de hacer el mal.

Además, determinadas condiciones sociales pueden favorecer conductas malvadas: guerras civiles o territoriales, crisis económicas o sanitarias, pobreza, encarcelamiento, campos de refugiados o centros de interrogatorio. La destrucción y el hambre en zonas como Gaza son ejemplos recientes de sufrimiento humano colectivo que algunos autores han calificado de genocidio.

4. Perspectivas filosóficas y neurobiológicas.

Los filósofos y científicos se han preguntado si el ser humano es bueno o malo por naturaleza. Thomas Hobbes consideraba que «el hombre es un lobo para el hombre», es decir, que la maldad es inherente a la condición humana. Jean-Jacques Rousseau, en cambio, sostenía que el ser humano es bueno por naturaleza y que es la sociedad la que le corrompe.

Desde la neurofisiología, se ha intentado encontrar diferencias entre el cerebro de la persona buena y el de la persona malvada. Sin embargo, la mayoría de autores coinciden en que ambas condiciones dependen de una combinación del genoma, ambioma y epigenoma.

La oxitocina se ha relacionado con la generosidad y las conductas de cuidado -maternal y paternal-, mientras que la testosterona se asocia con la prepotencia, la agresividad y la búsqueda de poder. Según investigadores contemporáneos, existe un factor D (factor de la oscuridad) que agrupa rasgos como el egoísmo, el maquiavelismo, el narcisismo, el sadismo, la psicopatía, la malevolencia o la arrogancia.

5. Representaciones culturales y literarias de la maldad.

La antropología y la literatura ofrecen numerosos ejemplos que simbolizan la dualidad del bien y el mal: «Frankenstein» de Mary Shelley, «El Dr. Jekyll y Mr. Hyde» de Robert Louis Stevenson, «La bella y la bestia», el síndrome de Estocolmo como metáfora psicológica. Una parábola clásica es la de la rana y el escorpión: el escorpión pide ayuda para atravesar el río, pero en medio del trayecto pica la rana, condenándolos a ambos. Cuando ella le pregunta por qué lo ha hecho, él responde: «Es mi naturaleza.» Este relato simboliza la idea de que la maldad puede ser inherente a algunos seres humanos.

6. La tortura: expresión extrema de la maldad.

La tortura es el acto de infligir dolor físico o psicológico de forma deliberada, provocando lesiones y secuelas duraderas. Pese a su prohibición internacional, todavía se practica en muchos países. Los métodos históricos incluyen: flagelación, gota china, golpes en la planta de los pies, descargas eléctricas, empalamiento, agresiones sexuales y otras formas de maltrato. Estas prácticas generan dolor intenso, ansiedad y estrés postraumático severo.

7. Factores determinantes del comportamiento maligno.

Según la escala de Michael Stone, que clasifica la maldad en 22 niveles, el comportamiento malvado puede derivar de múltiples factores:

  • Biológicos: predisposiciones genéticas o neuroquímicas.
  • Culturales y sociales: valores, creencias, actitudes y normas.
  • Emocionales y afectivos: carencia de empatía, amor o tolerancia.
  • Familiares: autoridad paterna o materna, vínculos afectivos disfuncionales.
  • Éticos y legales: ausencia de valores morales, impunidad o corrupción.

Las conductas malvadas suelen ir acompañadas de rasgos como la avaricia, la corrupción, la impunidad, la violencia física o psicológica, el maltrato familiar, el odio y la carencia total de decencia o empatía.

8. Conclusiones.

La maldad humana es un fenómeno complejo y multidimensional que combina factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales. A pesar de los progresos morales y científicos, la historia demuestra que la capacidad de hacer el mal sigue presente en la humanidad.

Como señala el filósofo José Antonio Marina en su biografía de la inhumanidad, comprender la maldad es imprescindible para prevenirla. Solo a través de la educación ética, la compasión y la conciencia crítica es posible reducir la presencia del sufrimiento y promover una cultura de la bondad activa.