Alfredo Rocafort, catedrático de Contabilidad de la Universidad de Barcelona y académico de número y presidente de la Junta de Gobierno de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), presenta a la comunidad académica su reflexión sobre el VII Acto Internacional de la Real Corporación, que se celebró en Egipto entre los pasados 2 y 10 de marzo bajo el título «Explorando el pasado milenario: Una expedición científica a los tesoros de Egipto». Un amplio programa académico complementó las visitas científicas a los importantes yacimientos arqueológicos del país y a espacios únicos como el Museo de Arte Egipcio de El Cairo y la nueva Biblioteca de Alejandría, una institución que recoge el legado de la legendaria biblioteca de la Antigüedad y con la que la RAED firmará un convenio de colaboración.

Rocafort es también consejero de la Asociación Catalana de Contabilidad y Dirección, miembro de la Junta de Gobierno de la Fundación Independiente, académico de número de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras y académico de número de la Academia de la Diplomacia del Reino de España.

Una expedición científica que marcará nuestras vidas

La odisea que hemos emprendido este 2024 es el fruto de persistentes esfuerzos y retos superados. La Real Academia ya había intentado organizar esta expedición en dos ocasiones previas, pero diversos obstáculos, incluyendo la pandemia global, habían frustrado esos planes. A pesar de los desafíos persistentes, como la contienda entre Hamás e Israel que amenazaba con poner en peligro nuestra travesía una vez más, la determinación prevaleció. Ahora, reflejando sobre la experiencia desde el regreso, puedo afirmar con gratitud y asombro que hemos logrado llevar a cabo este viaje que alguna vez pareció un sueño lejano. En esta expedición fuimos testigos no sólo de los lugares históricos y las maravillas que exploramos, sino también de nuestra perseverancia colectiva para hacerla realidad, a pesar de los vientos contrarios de la incertidumbre y el desafío.

En este año 2024, por fin, la Real Academia Europea de Doctores ha podido realizar unas jornadas que han trascendido las fronteras del conocimiento académico tradicional, embarcándose en una expedición sin precedentes a las tierras milenarias de Egipto. Este VII Acto Internacional, titulado «Explorando el pasado milenario: una expedición científica a los tesoros de Egipto», congregó a setenta asistentes en un viaje a través del tiempo, destinado a redescubrir y revalorizar el legado del Antiguo Egipto desde una perspectiva multidisciplinaria y actualizada. Personalmente puedo decir que esta expedición a Egipto ha sido una de las aventuras más enriquecedoras de mi vida.

El viaje comenzó un sábado, el 2 de marzo, cuando partimos de Barcelona hacia Luxor en un vuelo especial de Egyptair. La emoción de aterrizar en Luxor a las 20.15, hora local, era palpable entre todos nosotros. Tras los trámites de visado y aduana, fuimos trasladados a la motonave H/S NEBU, una embarcación de 5* Lujo Superior, exclusiva para la Academia, donde la cena y la primera de nuestras noches a bordo nos esperaban, anclados en la historia viva de Luxor.

El siguiente día nos sumergimos en el esplendor de Luxor, visitando el Valle de los Reyes y maravillándonos ante las tumbas de los faraones, incluidas las de Tutmosis III, Ramsés IV, y Seti I. La majestuosidad del templo de Hatshepsut, los imponentes colosos de Memnón y los templos de Luxor y Karnak, fueron testigos de nuestras primeras exploraciones. A mediodía, la motonave zarpó hacia Edfú, cruzando la esclusa de Esna, mientras comenzaba el VII Acto Internacional con presentaciones académicas que enriquecían aún más nuestro viaje. Al llegar el tercer día, en Edfú y Kom Ombo, tuvimos el privilegio de admirar el templo de Horus, el mejor conservado de Egipto, y el templo dedicado a Sobek y Horoeris. Continuamos hacia Asuán, donde la historia y el conocimiento seguían desplegándose ante nosotros a través de conferencias multidisciplinares a bordo.

El cuarto día estuvo marcado por la visita al imponente Templo de Abu Simbel en la mañana y, posteriormente, una exploración de la Alta Presa y un paseo en faluca por la isla Elefantina en Asuán, culminando con más conferencias que resonaban con el eco de la historia que nos rodeaba. Desembarcamos en Asuán el quinto día, con la mañana libre para absorber nuestras experiencias, antes de volar hacia El Cairo por la tarde, donde nos hospedamos en el Cairo Marriott Hotel, continuando con nuestra inmersión en la cultura y la historia egipcias.

El sexto día nos llevó por carretera hacia Alejandría, donde visitamos la moderna Biblioteca de Alejandría, las catacumbas de Kom el Shokafa, la columna de Pompeya y contemplamos la fortaleza de Qait Bay, antes de regresar a El Cairo. Durante nuestra visita a la Biblioteca de Alejandría, tuvimos el honor de ser recibidos por las máximas autoridades de la institución. Este encuentro marcó un momento significativo en nuestra expedición, ya que no sólo nos permitió adentrarnos más en el rico patrimonio cultural e intelectual de Egipto, sino que también abrió la puerta a futuras colaboraciones académicas. En el transcurso de las conversaciones, se planteó la idea de firmar un convenio de colaboración entre nuestra Real Academia Europea de Doctores y la Biblioteca de Alejandría. Este acuerdo simboliza el inicio de una prometedora alianza destinada a fomentar el intercambio de conocimientos, investigaciones y recursos entre ambas instituciones, reforzando así nuestro compromiso mutuo con la promoción de la educación y la cultura.

La jornada del séptimo día estuvo dedicada a las pirámides de Giza, la Esfinge, y las necrópolis de Sakkara y Dahshur, lugares que hablan de la grandeza de las antiguas civilizaciones que una vez dominaron estas tierras. Finalmente, el octavo día nos despidió con visitas al Museo de Arte Egipcio de El Cairo y un paseo por el bazar de Jan el Jalili, antes de nuestro vuelo de regreso a Barcelona. Este viaje no sólo marcó un capítulo en mi vida sino que también expandió mi entendimiento del mundo, entrelazando el pasado con mi presente y futuro en un relato que trasciende el tiempo. Entre la grandeza de antiguos templos y el infinito desierto, nuestro viaje a Egipto se convirtió en una aventura familiar que quedaría grabada en nuestros corazones para siempre. Cada yacimiento arqueológico visitado se transformó en un aula viva, donde las antiguas piedras y jeroglíficos nos narraban historias que capturaban nuestra imaginación, independientemente de nuestra edad.

Una noche, bajo el manto de estrellas que sólo el cielo egipcio puede ofrecer, compartimos historias de faraones y deidades, conectando el pasado con nuestro presente de una manera que sólo tales experiencias pueden ofrecer. Este viaje, visto a través de mis ojos, no sólo fue un capítulo más para mi libro de vida sino también un recordatorio del poder transformador de explorar el mundo juntos. Nos dejó un legado de momentos compartidos que, estoy seguro, resonarán en nosotros y en las generaciones venideras, fortaleciendo nuestro vínculo familiar y enriqueciendo nuestra narrativa colectiva.

A lo largo de estos días llenos de descubrimiento y aprendizaje, los participantes de la expedición tuvieron el privilegio de sumergirse en un programa académico riguroso y al mismo tiempo fascinante. Este programa no sólo incluyó visitas a yacimientos arqueológicos de incalculable valor y espacios cargados de historia como el Museo de Arte Egipcio de El Cairo y la nueva Biblioteca de Alejandría, sino que también se complementó con tres sesiones de conferencias magistrales. Las conferencias impartidas en el marco del VII Acto Internacional de la Real Academia ofrecieron un rico tapiz de sabiduría, explorando desde diversas disciplinas la profunda conexión con Egipto y su legado histórico. El evento contó con la participación de destacados académicos, cada uno aportando su visión única a través de una variedad de temas fascinantes.

Jordi Martí, con su exploración de las conexiones entre las Galápagos y Egipto, y Frederic Borràs, analizando la influencia de la inteligencia artificial en los mercados de capitales, ofrecieron perspectivas innovadoras. Francisco Javier Garrido revivió la estrategia y el legado de Tutmosis III, mientras que Joan Francesc Pont sumergió a los asistentes en los entresijos de la filosofía, política y derecho del Antiguo Egipto. Maria Àngels Calv y Esteban Leonardo Arosemena desentrañaron el mito y la realidad detrás de la maldición de Tutankamón, y Jaume Llopis destacó las oportunidades de inversión en África.

Montserrat Casanovas proporcionó un análisis detallado de las finanzas en el antiguo Egipto, Esther Subirá y José María Bové exploraron la concepción de la vejez en la antigua civilización egipcia y el derecho contable en la época de los faraones, respectivamente. Joaquim Gironella, José María Simón Castellví y Mariàngela Vilallonga aportaron sus conocimientos sobre paleopatología de la momia de Tutankamón, la medicina y oftalmología del antiguo Egipto, y la influencia cultural de una bailarina catalana en Egipto en 1925. Aunque Joaquín Bautista-Valhondo no pudo presentar su ponencia en persona debido a un contratiempo, su estudio sobre Sherlock Holmes y John H. Watson en Egipto se incluirá en el evento, asegurando que su contribución sea reconocida. Jaume Antich cerró las presentaciones con su análisis del derecho penal en el antiguo Egipto.

Este amplio espectro de ponencias será recogido en el nuevo ejemplar de la revista «Tribuna Plural», asegurando que el conocimiento compartido en este evento trascienda sus momentos y continúe inspirando a futuras generaciones. Cada presentación, cada descubrimiento en este viaje, no sólo aportó conocimiento, sino que también tejió conexiones profundas entre el pasado y el presente, mostrando cómo el legado del Antiguo Egipto sigue influyendo en diversos campos del saber humano. Esta expedición no fue solo un acto de memoria hacia una civilización pasada, sino un puente hacia el futuro, donde las enseñanzas del ayer encuentran aplicación y resonancia en el mundo moderno.

Los trabajos presentados prometen ser una fuente invaluable de conocimiento, que no solo enriquecerá la Academia, sino que también inspirará a futuras generaciones a seguir explorando, preguntando y aprendiendo. La expedición científica a los tesoros de Egipto del VII Acto Internacional de la RAED se erige así no sólo como un evento académico de primer orden, sino como un hito en la perpetua búsqueda humana de entender nuestro lugar en la historia del mundo. Entre la grandeza de antiguos templos y el infinito desierto, nuestro viaje a Egipto se convirtió en una aventura familiar que quedaría grabada en nuestros corazones para siempre. Más allá de los logros académicos y científicos. Cada yacimiento arqueológico visitado se transformó en un aula viva, donde las antiguas piedras y jeroglíficos nos narraban historias que capturaban nuestra imaginación.