August Corominas, profesor de Fisiología Humana de la Universidad de Murcia y de la Universidad Autónoma de Barcelona y académico emérito y miembro del Senado de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), comparte con la comunidad académica el artículo «Estadística de Hiroshima», en el que aborda la devastación de una guerra nuclear. El académico ha compartido recientemente en esta publicación los artículos «Los cuatro jinetes del apocalipsis gerontológico: soledad, silencio, dolor y nocturnidad», «Reflexión antropológica de la edad centenaria«, «De abuelos a nietos», «¿Es posible llegar a los cien años o incluso más?», «Mecanismos de tanatoquímica y tanatofísicos en el proceso de morir«, «Genética y envejecimiento. Progeria y síndromes progeroides», Los grandes beneficios del aquagym, «La bondad y la maldad«, «El papel vital de los abuelos», «La fragilidad de los mayores», «Los rostros del mal», «Maldad y crueldad. Apocalipsis destructivo en las guerras actuales», «La furia de los dioses», «Atención con la fragilidad y las caídas de los mayores», «La salud de los refugiados», «Fragilidad y antifragilidad», «La maldad de Putin» y «Nuevo apocalipsis y batalla de Armagedón», «Ser viejo o no», «Anti-Aging» y «Grafeno: un elemento de gran futuro tecnológico». Además, es autor de uno de los capítulos del libro «Vitalidad al envejecer. Si lo deseas, puedes vivir más años con salud», editado por la Real Corporación con el apoyo de Vichy Catalán.
Estadística de Hiroshima
Es increíble que algunos jefes de Estado estén frivolizando sobre la idea y la amenaza de una nueva guerra nuclear. Por esta razón he buscado en el archivo sobre la experiencia de dos de estas bombas y sus consecuencias.
Las estadísticas de muertes y enfermedades en Hiroshima y Nagasaki después de la bomba atómica son impactantes. Aquí dejo algunos datos:
- Se estima que murieron en el acto cerca de 70.000 personas a causa de la primera explosión.
- Los cálculos más conservadores estiman que cinco meses después de los ataques unas 110.000 personas habían muerto en ambas ciudades.
- Otros estudios afirman que la cifra total de víctimas, a finales de ese año, podía ser más de 210.000.
- Se calcula que hoy todavía viven unos 140.000 supervivientes de las bombas atómicas, que rondan los 80 años.
- Los hospitales han atendido a más de 2,5 millones de supervivientes de los estallidos atómicos como pacientes externos y han admitido como pacientes internos a más de 2,6 millones de supervivientes.
Es importante recordar que estos números sólo representan parte de la tragedia. Muchos de los supervivientes sufrieron quemaduras y los efectos de la radiación, lo que resultó en un aumento de enfermedades como el cáncer y la leucemia. Además, los supervivientes también tuvieron que lidiar con el miedo, la culpa y la discriminación.
El 6 de agosto de 1945, la ciudad japonesa de Hiroshima sufrió una catástrofe devastadora cuando la bomba atómica «Little Boy» detonó a 600 metros sobre el suelo. El impacto, equivalente a 13 toneladas de TNT, arrasó por completo la urbe y se cobró la vida de 140.000 personas. Muchas de estas víctimas dejaron únicamente sus sombras como testigos mudos de la tragedia. Estas sombras, aún impresas en las calles y las paredes, persisten como un recordatorio vivo de ese fatídico día.
Es importante recordar y honrar a los miles de víctimas que perdieron la vida en aquel fatídico día. A través de estos números podemos comprender mejor la magnitud de la tragedia y reflexionar sobre las consecuencias de la guerra. Es de una gran irresponsabilidad tontear con la guerra nuclear.
La detonación de la bomba atómica no sólo causó muertes inmediatas, sino también dejó secuelas a largo plazo a causa de la radiación. A día de hoy, la historia de Hiroshima sigue viva, y las sombras de quienes murieron permanecen como un símbolo conmovedor de la devastación causada.