Salvador de Brocà

Dr. Salvador de Brocà

Salvador de Brocà, profesor de Filosofía de la Universidad Rovira i Virgili, académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) y presidente de su Sección de Ciencias Humanas, ha presentado el trabajo «El marc de la història a la Il·lustració», donde incide en sus estudios sobre la política internacional del siglo XVIII que influyen decisivamente en las líneas de pensamiento de la Ilustración hasta el punto de definir un nuevo paradigma cultural. Doctor de Filosofía y Letras, miembro de la Sección de Filosofía del Instituto de Estudios Catalanes y autor de una decena de libros de referencia sobre filosofía e historia del pensamiento, De Brocà es uno de los principales especialistas en la cultura y pensamiento del Barroco y la Ilustración.

El académico inicia su trabajo recordando que si en el siglo XVII el poder central en Europa pasa de España a Francia, en el siglo XVIII el dominio de la monarquía francesa, aunque poderosa, cede el paso a la monarquía británica a partir del desenlace de la guerra de sucesión a la Corona española que concluye con el Tratado de Utrecht. Es en este marco en el que nace un concepto contemporáneo, el equilibrio de poder, que marcará desde entonces la geopolítica internacional.

De Brocà analiza tanto el auge de las nuevas potencias impulsadas por una burguesía al alza y una religión, el protestantismo, que gana terreno en Europa. «El resultado de todo ello fue el ascenso de dos grandes potencias, Prusia y Rusia, la práctica desaparición de Polonia y un desplazamiento del centro gravitacional de la política europea hacia el este. Francia, aunque con una posición de preeminencia en el continente europeo, había ido perdiendo poder en beneficio de Reino Unido, respaldando éste por una economía en pleno desarrollo y una superior potencia naval, mientras que España se encontraba ahora a la defensiva», explica el académico.

«En cuanto a la economía hay que hacer alusión a las dos instituciones básicas de la sociedad capitalista, que cobra un protagonismo creciente en la época ilustrada: la banca y la bolsa por un lado y las sociedades anónimas por otro. Si en la primera mitad del siglo XVIII la hegemonía financiera correspondía a los neerlandeses y la ciudad de Ámsterdam era todavía el primer gran mercado monetario europeo, de una manera gradual Reino Unido arrebata a las Provincias Unidas la primacía financiera de la que gozaban gracias al poder marítimo y la consiguiente expansión comercial y colonial llevada a cabo desde el siglo anterior», añade. Todo ello conduce a una nueva visión política, social y cultural apoyada en el protestantismo.