Joaquín Callabed, presidente del Club de Pediatría Social, académico correspondiente de la Real Academia de Medicina de Cataluña y académico de número y vicepresidente de la Sección de Ciencias de la Salud de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), repasa la figura de destacados personajes históricos que han incidido de forma decisiva en el desarrollo de la ciencia y, en particular, de la medicina, en los artículos «Edmund Pellegrino, la bioética de la medicina», «Viktor Franklal, el hombre en busca de sentido», «Roger Bacon, el ‘Doctor Mirabilis’ introductor del método científico de la Edad Media», «Hiparquía, la filósofa de la Escuela Cínica», «Vesalio, fundador de la anatomía moderna», «Fracastoro, padre de la epidemiología moderna» y «Morgagni, el creador de la anatomía patológica», publicados entre el pasado mes de octubre y este febrero en la sección «Lectores expertos» de la edición digital del diario «La Vanguardia», de cuya comunidad de lectores forma parte activa.
En «Edmund Pellegrino, la bioética de la medicina», el experto retoma la trayectoria de quien fue director del Instituto de Ética Kennedy y uno de los pioneros en introducir las humanidades en las facultades de Medicina y en el desarrollo de la Bioética tal y como se conoce hoy en día. «Vivió tiempos de cambios sociales y médicos importantes, cuya vivencia está en el origen de libros de ética médica de extraordinario valor, como ‘A philosophical Basis of Medical Practice’ (1981); ‘For the Patient’s Good’ (1988); ‘The Christian Virtues in Medical Practice’ (1996), traducido por la Universidad Pontificia de Comillas. A su muerte, la bibliografía de Pellegrino recogió más de 600 artículos importantes y 24 libros de fuerte sesgo doctrinal», explica Callabed.
Por su parte, en «Viktor Franklal, el hombre en busca de sentido», el presidente del Club de Pediatría Social repasa la figura del neurólogo, psiquiatra y filósofo austriaco Viktor Franklal, conocido como el fundador de la tercera escuela vienesa de psiquiatría, tras el psicoanálisis de Sigmund Freud y la psicología individual de Alfred Adler. «Su influencia pedagógica se extendió en múltiples universidades, sobre todo en Estados Unidos. Es conocido por su obra ‘El hombre en busca de sentido’, un auténtico best-seller, donde, más allá de relatar las atrocidades de los campos de exterminio, explica, por un lado, todo el proceso psicológico antes, durante y después del internamiento, y de modo sorprendente cómo se podía sobrevivir en aquel infierno», señala.
En «Roger Bacon, el ‘Doctor Mirabilis’ introductor del método científico de la Edad Media», Callabed retrocede en el tiempo para presentar al filósofo, protocientífico y teólogo escolástico inglés medieval de la orden franciscana que se confunde con frecuencia con Francis Bacon, padre del empirismo filosófico y científico. «Pertenece a la serie de hombres que consideraron la observación como un nuevo método científico. Poseía uno de los intelectos más autorizados de su tiempo, hizo muchos descubrimientos y acercó muchos otros. Rechazó el seguimiento ciego de las autoridades precedentes, tanto en el campo del estudio teológico como en el científico», considera el experto.
También en Hiparquía, la filósofa de la Escuela Cínica», el académico echa la vista atrás, en este caso a la Antigua Grecia, para analizar la figura de una filósofa de la escuela cínica creada por Antístenes y Diógenes considerada libertina y contestataria, que renunció a sus propiedades y andaba en harapos al lado de Crates de Tebas. «Hiparquía es considerada una mujer libertina y contestataria. Fue discípula de Crates, con quien contrajo matrimonio. En una ocasión, estando en un banquete, en la casa de Lisímaco, Hiparquía se enfrentó a Teodoro el Ateo dado que éste no estaba de acuerdo con que una mujer se dedicara a la filosofía y mucho menos que fuera a sus reuniones, olvidando sus deberes domésticos. Hiparquía le respondió: ‘¿Te parece por ventura, que he mirado poco por mí en dar a las ciencias el tiempo que había de gastar en tela?'», detalla.
En «Vesalio, fundador de la anatomía moderna», el experto presenta al autor del famoso tratado ‘De humani corporis fabrica’ sobre la estructura del cuerpo humano. «Uno de los más importantes logros de Vesalio es el de haber reformado fundamentalmente la enseñanza de la anatomía. Su estilo de enseñanza difería substancialmente del que se seguía en París y en las principales universidades europeas. Su aptitud extraordinaria para el dibujo, la enseñanza directa de la anatomía, no sólo mediante la explicación verbal, sino con el escalpelo en su propia mano, imprimieron a sus lecciones anatómicas un estilo tan diferente del establecido hasta entonces que agolpó en su anfiteatro paduano a multitud de asistentes», señala.
Por otra parte, en «Fracastoro, padre de la epidemiología moderna», Callabed aborda la vida y la obra de este médico, científico, escritor y poeta italiano, considerado precursor de la microbiología y la epidemiología. «Fracastoro fue el primero en establecer claramente el concepto de enfermedad contagiosa, en proponer una forma de contagio secundaria a la transmisión de lo que denomina ‘seminaria contagiorum’ (es decir, semillas vivas capaces de provocar la enfermedad) y en establecer por lo menos tres formas posibles de infección: por contacto directo (como la rabia y la lepra), por medio de fómites transportando los ‘seminaria prima’ (como las ropas de los enfermos) y por inspiración del aire o miasmas infectados con los ‘seminaria’ (como en la tisis)», recuerda.
Finalmente, en «Morgagni, el creador de la anatomía patológica», el académico habla del filósofo, escritor y el médico que dio el primer paso para cambiar el punto de vista de la anatomía patológica moderna, ya que sus ideas adquirieron una vital importancia para el estudio de las enfermedades. «Giovanni Battista Morgagni realizó autopsias usando otra forma de visión y opinión más racionalista, evitando un diagnóstico primario como principal e indagando más en la patología de forma más minuciosa. Diseñó incluso hasta instrumentos adecuados para la práctica de las disecciones médicas, incluso hoy en día, la mesa en que se realizan las autopsias se conoce como Mesa de Morgagni. Era de acero inoxidable. Base desmontable con orificios de desagüe en toda su extensión. Apoya cabeza y una pileta para el lavado del cuerpo», concluye.
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