Joaquín Callabed - V Acto Internacional RAED en Budapest (Hungría)

Dr. Joaquín Callabed

Joaquín Callabed, presidente del Club de Pediatría Social, académico correspondiente de la Real Academia de Medicina de Cataluña y de la Real Academia de Farmacia de Cataluña y académico de número y vicepresidente de la Sección de Ciencias de la Salud de la Real Academia Europea de Doctores (RAED), comparte con la comunidad académica una nueva serie de artículos dedicados a la vida, la obra y el legado del pintor Francisco de Goya, a quien recientemente dedicó las publicaciones «Goya en el Museo de Lázaro Galdiano», «La medicina en la pintura de Goya» y «Los juegos infantiles en las pinturas de Goya», aparecidas en la sección «Lectores expertos» de la edición digital del diario «La Vanguardia», de cuya comunidad de lectores forma parte activa. En esta ocasión se trata de los artículos «Las críticas de Goya a la pedagogía», «Las críticas de Goya a la guerra» y «Goya y la familia del Infante Luis de Borbón», publicados en el mismo espacio entre los pasados 9 y 15 de abril.

En «Las críticas de Goya a la pedagogía», el académico recupera uno de los temas de discusión menos conocidos de la época del artista: la reforma educativa que contemplaba la Ilustración. «José I decide, siendo rey de España, que la enseñanza sea progresista. Los alumnos deben estudiar matemáticas, geografía, lengua latina y castellana. Dibujo, escribir y leer. La mayor innovación se lleva a cabo en el trato humano a los estudiantes. La idea clave es respeto al niño con exclusión de castigos», explica Callabed, que ilustra el artículo con las obras que el genio aragonés realizó al respecto: «Grupo de estudiantes del Instituto Pestalozzi», «Se quebró el cántaro», «La letra con sangre entra», «El de la Rollona», «Que viene el Coco» y «No es siempre bueno el rigor».

Por otra parte, en «Las críticas de Goya a la guerra», el experto muestra cómo el pintor expresó el terror, fanatismo, injusticia, miseria y muerte como terribles consecuencias de cualquier conflicto armado en su conocida serie «Los Desastres de la Guerra». «Estas obras se han convertido en un icono universal de la monstruosidad que representan los conflictos armados. Las planchas fueron adquiridas por la Real Academia de San Fernando de Madrid. Francisco de Goya, testigo de la Guerra de la Independencia (1808-1814), se convierte en un cronista imparcial que culpa a ambos bandos de atrocidades e injusticias. Sus cuadros son precursores del discurso contra la guerra que irá expresando en todas las estampas de la serie. Estas estampas o imágenes permiten crear narraciones visuales, alegorías y símbolos que difundidos legitiman e informan los hechos. Es un alegato contra la guerra indigna e innoble. Maldice la guerra homicida, critica el fanatismo, la crueldad y la injusticia que trajeron como consecuencia el terror, el hambre y la muerte», afirma.

Francisco de Goya

Francisco de Goya

Finalmente, en «Goya y la familia del Infante Luis de Borbón», el presidente del Club de Pediatría Social repasa la faceta del ya reconocido artista en su época como pintor de cámara de varios reyes, como Carlos IV, José I y Fernando VII, lo que le obligó a adaptarse a los nuevos aires y políticas de cada Reinado. En esta faceta destacan también sus obras sobre la familia del Infante Luis de Borbón, que destacan por observarse la huella de Diego Velázquez y en las que se incluye incluso un autorretrato al modo del pintor de «Las Meninas». «La del infante don Luis fue la primera familia retratada por Goya en su carrera, más tarde llegarían la de los duques de Osuna y la de Carlos IV. Realizó la pieza dotándola de un aire de intimidad: el infante aparece de perfil, jugando a las cartas; a Teresa Vallabriga, más joven, la peinan. Los personajes pueden ser identificados, salvo un aya con cofia, un hombre que parece aristócrata, otro con una venda que ríe y mira hacia el espectador y otro que estaría saliendo o entrando de la estancia. Uno de ellos podría ser Luigi Boccherini en los últimos años de su vida; fue maestro de capilla para los infantes y después pasó al servicio de los duques de Osuna», concluye.