
Dr. Joaquín Callabed
Joaquín Callabed, presidente del Club de Pediatría Social, académico correspondiente de la Real Academia de Medicina de Cataluña y de la Real Academia de Farmacia de Cataluña y académico de número y vicepresidente de la Sección de Ciencias de la Salud de la Real Academia Europea de Doctores (RAED), retoma la historia del pintor Francisco de Goya y sus motivos más costumbristas focalizados en la sociedad de su época, la enfermedad y la infancia en los artículos «Goya en el Museo de Lázaro Galdiano», «La medicina en la pintura de Goya» y «Los juegos infantiles en las pinturas de Goya», publicados a lo largo de los últimos meses en la sección «Lectores expertos» de la edición digital del diario «La Vanguardia», de cuya comunidad de lectores forma parte activa, así como en la conferencia «Goya: tiernas miradas a la infancia», pronunciada en pasado 16 de enero en la sede de la delegación catalana de la asociación Amigos de los Castillos.
En «Goya en el Museo de Lázaro Galdiano», el presidente del Club de Pediatría Social refiere una visita a este Museo José Lázaro Galdiano de Madrid, que atesora interesantes obras de Francisco de Goya, Bartolomé Murillo, El Bosco, El Greco, Diego Velázquez o Luis Paret, entre otros, reuniendo más de 12.600 piezas artísticas. «El grupo de obras de Goya bastaría por sí solo para abrir un pequeño museo monográfico. Entre las siete pinturas reconocidas como autógrafas destacan ‘Las brujas’ y ‘El Aquelarre’, de 1798, un ‘Entierro de Cristo’ pintado para el oratorio privado de los condes de Sobradiel en Zaragoza, una ‘Magdalena penitente’ de su etapa juvenil y ‘La trilla’, junto a grabados de todas las series del autor, con numerosas pruebas de estado, además de dibujos o cartas autógrafas», explica.
Por su parte, en «La medicina en la pintura de Goya», Callabed explica cómo el reconocido pintor aragonés dejó dos cuadros importantes de tema médico, con autorretrato incluido, y algún dibujo satírico. En concreto, se trata de las obras ‘Goya atentido por su médico Arrieta’ y ‘El médico’. «Goya, agradecido al doctor Arrieta por su acierto y esmero con que le salvó la vida en su aguda y peligrosa enfermedad padecida a finales de 1819, a los 73 años de edad, pintó este autorretrato en 1820. Se encuentra en el Instituto de Artes de Minneapolis. Según Pierre Gassier, este autorretrato de Goya es lo más patético que nos dejó el pintor. Está pintado en tonos fríos y oscuros, entre los que resaltan los acentos blancos de la lencería y el rosa pálido de la colcha. Dos cabezas juntas, la del agonizante y la de su salvador. La otra obra representa un médico que descansa de su jornada para calentarse en un brasero con dos jóvenes discípulos a su derecha y, en el suelo, vemos algunos libros, dos de ellos entreabiertos, lo que puede interpretarse que aprovecha su descanso andariego de visitas a domicilio para impartir alguna clase a sus ayudantes», explica.
Finalmente, en «Los juegos infantiles en las pinturas de Goya», el académico asegura que con Goya y la Ilustración, los menores pasan a ser considerados personas con derechos y se les ofrece educación y sanidad. «Goya ensancha los cauces artísticos con escenas populares dando importancia a la infancia y al juego infantil. Crea un mundo lleno de colorido, de gracia, de sublimación, de lo popular madrileño. En estos cuadros hay alegría y también crítica social a la pobreza del momento. En los juegos infantiles, unos juegan a los soldados o a los toros; otros buscan nidos, mientras sus compañeros se pelean por unas castañas o saltan alegremente», señala.

Francisco de Goya
En cuanto a la conferencia «Goya: tiernas miradas a la infancia», Callabed retoma esta mirada del pintor a la niñez, recuperando en buena medida el acto académico que protagonizó días antes de esta cita. El experto centró su conferencia en los conocidos cartones para tapices del pintor. En este conjunto de obras pintadas entre 1775 y 1792 para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, que pueden observarse en parte en las Reales Colecciones que se exponen en Madrid, Goya reflejó escenas de juegos infantiles, retratos de niños de la nobleza y obras de temática social que combinan la alegría de la infancia con una aguda denuncia de las desigualdades de su tiempo.
El análisis del presidente del Club de Pediatría Social situó la obra del popular pintor aragonés en el contexto de la Ilustración, mostrando cómo las ideas de pensadores como Jean-Jacques Rousseau, John Locke y Johann Heinrich Pestalozzi influyeron en su visión artística y social. Asimismo revisó la influencia de sus maestros, José Luzán y Francisco Bayeu, y su evolución hacia un lenguaje pictórico innovador que trasciende el neoclasicismo y anticipa el romanticismo y el impresionismo. La conferencia también abordó cómo Goya reflejó la vulnerabilidad infantil en una España marcada por la pobreza, la guerra y las carencias educativas y sanitarias, logrando una profunda captación psicológica en sus retratos.