Joaquín Callabed, presidente del Club de Pediatría Social, académico correspondiente de la Real Academia de Medicina de Cataluña y académico de número y vicepresidente de la Sección de Ciencias de la Salud de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), comparte con la comunidad académica un sentimental y erudito viaje a Italia que resume en los últimos artículos que ha publicado en la sección «Lectores corresponsales» de la edición digital del diario «La Vanguardia», de cuya comunidad de lectores forma parte activa. Se trata de «Verona, la ciudad de Julieta y Romeo», «Los mosaicos de Rávena y la tumba de Dante», «Cómo Masaccio renovó el arte en Florencia», «La Vicenza de Palladio» y «Giambologna en Florencia», que se publicaron entre los pasados 9 y 28 de septiembre.
En «Verona, la ciudad de Julieta y Romeo», el académico inicia su viaje invitando a los lectores a conocer la ciudad a través de algunos de sus espacios legendarios como el Grand Hotel, la plaza de Bra, la Arena, San Zeno, San Fermo y, lógicamente, el recuerdo de Romeo y Julieta que respiran todos los rincones del centro. «La romántica Verona de Julieta y Romeo sigue fascinando por el encanto medieval de sus calles, plazas, palacios medievales e impresionantes restos romanos, que parecen detenidos en el tiempo. Cuentan las crónicas que en el año 89 a. C. fue una de las más prósperas ciudades romanas. Alcanzó su máximo esplendor como el señorío de los Scaliger entre 1260 y 1387. Es conocida mundialmente por los festivales de ópera que se celebran en el anfiteatro de la Arena. Es la cuna del pintor Pisanello. Y aquí nacieron Plinio, Cátulo y Vitrubio«.
Por otra parte, en «Los mosaicos de Rávena y la tumba de Dante» el académico presenta el importante legado artístico de esa ciudad italiana, Patrimonio de la Humanidad por su gran riqueza y simbolismo. «Rávena es una ciudad que enamora. Los mosaicos que cubren las paredes de las iglesias y edificios religiosos son los más importantes de Europa por la intensidad de sus colores, la riqueza decorativa y un fuerte simbolismo que evoca una gran espiritualidad. Han sido declarados por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Además, la tumba de Dante es un aliciente añadido. En el 404, Honorio abandonó Roma y eligió a Rávena como sede del Imperio. Gala Placidia, hermana de Honorio, reinó con fasto romano sobre la villa, antes de la conquista por los reyes godos Odoacro y Teodorico. Su situación privilegiada sobre el Adriático, abierta al mundo griego, le relacionó con Brancio, adonde se había desplazado la capital del imperio en el año 476. Posteriormente, fue gobernada por Justiniano«, presenta Callabed el artículo antes de citar los espacios de visita obligada, incluyendo la tumba de Dante Alighieri.
En «Cómo Masaccio renovó el arte en Florencia», el académico explica cómo la incorporación de la perspectiva rompió con las tradiciones góticas y creó un nuevo lenguaje en la pintura gracias a la paleta de Tomaso di ser Giovanni di Mone Cassal, más conocido por Masaccio. «Sorprendió al mundo florentino por su originalidad. Tomó la naturaleza como obra maestra de referencia. Masaccio estudia modelos clásicos. Amplía conocimientos de matemáticas y geometría e investiga en el campo de la perspectiva en colaboración con Brunelleschi. Vasari, gran historiador del arte, escribe que ‘tras Giotto se había producido una atonía que despierta con Masaccio. Brunelleschi y Donatello tienen influencia en el concepto de la pintura de Massaccio‘. Masaccio consideró que ‘la pintura era la presentación por el dibujo y los colores de todas las cosas existentes en la naturaleza, tal y como habían sido creadas. Ese era el objetivo'», explica Callabed.
Por su parte, en «La Vicenza de Palladio», el presidente del Club de Pediatría Social rememora la vida y la obra del arquitecto Andrea Prieto della Gondola, Palladio, deteniéndose en Vincenza. «Entre las muchas sentencias que nos dejó Platón he elegido ésta, ‘el asombro constituye el principio de la sabiduría’, para empezar este recorrido por la Vicenza de Palladio. Vicenza es una bella ciudad del Véneto, situada a 60 km de Venecia, conocida como la ciudad de Palladio por las numerosas construcciones que realizó aquí y en las villas de la región. Palladio ha sido reconocido como el arquitecto más influyente de toda la historia de la arquitectura de Occidente. No es extraño, pues, que Vicenza haya sido considerada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad (1994)», señala.
Finalmente, en «Giambologna en Florencia», Callabed aborda la figura de Juan de Bolonia, escultor de la corte de los Médicis, evocando sus principales y universales obras. «Influyó en autores del primer Barroco como Pietro Tacca, principal alumno y seguidor de Giambologna autor de la estatua de Felipe IV en la plaza Mayor de Madrid, y de Gian Lorenzo Bernini. Cuestionó la validez del ideal clásico de belleza y aportó su impronta personal. Fue un puente al Barroco. Sus restos descansan en Florencia desde 1608, en una capilla de la basílica de la Anunciata que él mismo creó», concluye.