Miquel Ventura, director de proyectos de la Fundación Pro Real Academia Europea de Doctores e impulsor del proyecto de observación y protección de la biodiversidad marina Silmar, presenta a la comunidad académica el artículo «El reto de invertir en servicios ecosistémicos», que complementa sus recientes reflexiones sobre el papel que tienen la Fundación y la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) en este obligado cambio de era en el que la humanidad se juega buena parte de su futuro.
El reto de invertir en servicios ecosistémicos
La civilización humana depende de la naturaleza para su supervivencia y progreso. Antes sobrevivíamos frente a la naturaleza. Hoy, más que nunca, debemos protegerla para sobrevivir. La naturaleza nos proporciona infinidad de beneficios que técnicamente llamamos los «servicios ecosistémicos». Servicios ecosistémicos vitales que no podemos reemplazar porque son el resultado del magnífico e insustituible funcionamiento de la biosfera. La biosfera trabaja en la fijación del carbono en los reservorios adecuados para mantener unos niveles óptimos para disfrutar de una atmósfera estable y habitable, nos provee de agua limpia, permite producir nuestros alimentos, recicla todos los residuos orgánicos y genera capital natural para seguir funcionando.
El absurdo humano nos ha llevado a la disfunción de la biosfera desestabilizándola. Es evidente que no podemos darnos el lujo de permitir que eso ocurra pues nuestra civilización va directa a entrar en ciclos de crisis ecológicas y medioambientales que hacen inviable nuestra forma de vivir. Hoy podemos alcanzar a comprender desde el conocimiento el impacto que significa la pérdida del patrimonio natural y existe un reconocimiento generalizado de la urgente necesidad de actuar a nivel planetario. En este sentido, la Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) de las Naciones Unidas publicó el 12 de julio de 2021 el primer borrador oficial del nuevo Marco Mundial de la Diversidad Biológica que guiará las acciones para preservar y proteger la naturaleza y sus servicios esenciales de aquí a 2030. En este sentido, una de las principales acciones es la conservación del 30% de las áreas terrestres y marinas del planeta, en especial las de particular importancia para la biodiversidad y sus contribuciones a la sociedad a través de un sistema de áreas protegidas eficaz. Esta es una acción esencial para detener y revertir la pérdida global de la naturaleza que requiere el firme compromiso de gobiernos, empresas y de toda la sociedad. Es en este contexto donde el papel de las finanzas es primordial.
Haciendo referencia a publicaciones del Banco Mundial de 2019, estas demuestran que actualmente en el mundo se invierte más de un billón de dólares de dinero público en subsidios a sectores económicos que dañan la biodiversidad (una cifra que representa ocho veces más de la cantidad invertida en proteger a la naturaleza) como es la expansión intensiva de granjas de vacuno en zonas vulnerables, inversiones en el mantenimiento y desarrollo de empresas de extracción de crudo y carbón, mantenimiento en flotas pesqueras industriales que explotan al límite los mares y océanos del planeta.
Si solo una fracción de esta inversión se destinara a actividades de recuperación y conservación activa de la naturaleza, podríamos obtener la financiación necesaria para garantizar la vida en la Tierra. Se ha calculado que el coste económico necesario para conservar la biodiversidad a nivel mundial, incluyendo las áreas protegidas, los ecosistemas costeros y la gestión sostenible de los entornos productivos (tierras agrícolas, marismas, deltas, bosques y zonas de pesca) será de más de 980.000 millones de dólares anuales para 2030.
Para conseguir el nivel de recursos económicos necesarios, tanto de fondos públicos como del sector privado, es esencial incrementar la «financiación para la biodiversidad». Este concepto lo podíamos describir de la siguiente forma: la habilidad de obtener y administrar capital, y usar mecanismos financieros y económicos para apoyar la conservación y la gestión sostenible de la biodiversidad. Los niveles actuales de financiación destinados a la biodiversidad son de menos de 150.000 millones de euros anuales, de los cuales menos del 10% se destina a la conservación de la biodiversidad marina. Esta realidad refleja el desequilibrio entre la inversión necesaria para la conservación del patrimonio natural del cual dependemos y la inversión real que en el horizonte 2030.
Las inversiones económicas responsables y con visión de futuro buscan nuevas formas de generar un impacto positivo para proteger nuestro entorno y su biodiversidad. El reciente documento «The Little Book of Investing in Nature» coordinado por Global Canopy cuenta con el apoyo de AFD, Mirova, Biofin, Crédit Suisse, WWF, PNUD e IDH-The Sustainable Trade Initiative y ofrece las ideas más recientes sobre formas innovadoras de entender las finanzas en biodiversidad a través de interesantes casos de estudio que muestran cómo se puede llevar a cabo con éxito. Este documento sobre la nueva inversión en la naturaleza es una excelente guía de oportunidades para invertir en capital natural y biodiversidad y asegurar la vida en la Tierra.
En palabras de la subsecretaria general de la ONU y secretaria ejecutiva de la Convención de la Biodiversidad Biológica, «The Little Book of Investing in Nature» proporciona un tesoro de información perspicaz sobre cómo progresar como civilización financiando la conservación de la biodiversidad.
Actualmente, la mayor parte de la financiación para la protección de la naturaleza proviene de fuentes públicas (80%-85%), pero en un futuro próximo el sector privado y la sociedad debe desempeñar un papel fundamental para ayudar a cerrar la brecha de falta de recursos económicos, a través de mecanismos financieros que generan ingresos para la «infraestructura» de la biodiversidad que ayuda a mantener la Tierra vital y funcional. En este sentido los gobiernos y las empresas deben de replantearse radicalmente los subsidios que son dañinos para la naturaleza e incentivar los que son positivos para la conservación de la biosfera, además de fortalecer la prevención de riesgos ambientales y sociales.
La evolución cultural, científico-académica y socioeconómica de esta temática es un factor clave a tener en cuenta para analizar tendencias hacia la sostenibilidad y de si vamos convergiendo hacia los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el horizonte 2030. En este sentido el segundo volumen del libro «Retos Vitales para una Nueva Era 2022» integra un capítulo que explica de forma pedagógica y detallada este desafío y como afrontarlo con éxito con las nuevas herramientas educativas y de inversión que surgen de la capacidad de innovación de nuestra poliédrica y creativa sociedad global.