Maria Àngels Calvo, catedrática de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona, académica de número de la Real Academia de Medicina de Cataluña, académica numeraria y secretaria general de la Academia de Ciencias Veterinarias de Cataluña y de la Real Academia de Farmacia de Cataluña y académica de número y vicepresidenta de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), firma junto a Esteban Arosemena, del Grupo de Investigación en Microbiología Aplicada y Medioambiental de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona, el artículo «One Health: economía, energía y medio ambiente», publicado en el «Boletín de la Academia de Yuste» que edita la Fundación Academia Europea e Iberoamericana de Yuste.
Los dos expertos señalan cómo la pandemia de la Covid-19 ha hecho evidente la importancia de la interfaz animal-humano-medio ambiente en la emergencia de zoonosis. A pesar de que el salto de especie se considera un evento poco habitual, el número de enfermedades infecciosas emergentes aumentó de manera significativa en la segunda mitad del siglo XX, siendo estas principalmente de carácter zoonótico y originadas en la fauna silvestre. Entre los determinantes asociados a la emergencia de zoonosis, Calvo y Arosemena destacan la interacción humana con los ecosistemas, la pérdida de biodiversidad, la demanda de energía, los cambios en el uso del suelo, la crisis climática, el comercio, el consumo de fauna silvestre y la globalización.
«Las oportunidades de transmisión de patógenos entre especies están influenciadas por procesos que ocurren desde la escala molecular hasta niveles ecosistémicos y que requieren la coincidencia de todos ellos, por lo que el salto de especie se ha calificado como un evento relativamente raro. En el proceso del salto de especie existen diferentes fases de adaptación evolutiva entre el patógeno y la especie humana, variando desde su presencia en el reservorio animal sin infección humana hasta enfermedades exclusivamente humanas sin otros reservorios. El conocimiento de la evolución natural de las zoonosis permite identificar los puntos críticos para su control, al tiempo que posibilita conocer posibles candidatos para futuras pandemias», explican, recordando que el 75% de los agentes patógenos considerados emergentes en la especie humana infectan a otro huésped animal.
El artículo ofrece más datos que llaman a la prudencia y al estudio: las modificaciones en el uso del suelo se han asociado con más del 30% de las enfermedades emergentes registradas desde 1960, a lo que se suman otros factores asociados a la emergencia de las zoonosis como la translocación de especies, la caza y el comercio de carne de animales silvestres y los mercados no controlados de animales y alimentos. Además, un elemento constante de preocupación es el comercio internacional de animales exóticos. En este contexto, se estima que existen alrededor de 1,7 millones de virus actualmente no conocidos en mamíferos y aves, y de ellos, entre 631.000 y 827.000 podrían tener la capacidad de infectar a la especie humana.
«Las pandemias ponen a prueba el sistema de gestión sanitaria, pero las consecuencias son fundamentales tanto para la salud como para el resto de las políticas públicas, de forma que se necesita un sistema de gestión capaz de conciliar recomendaciones técnicas de diferentes ámbitos y decisiones políticas de diferentes niveles. Corresponde a los gobernantes evaluar la relación entre coste y beneficio de las medidas que se recomiendan. El reto futuro al que nos enfrentamos es sin duda ser capaces de aportar desde todas las vertientes los esfuerzos necesarios para remontar la situación actual y colaborar entre todos a que el mundo renazca, teniendo en cuenta las lecciones que deberíamos haber aprendido y en consecuencia no reincidir en los errores cometidos, colaborando entre todos para que la salud sea realmente global», concluyen.