Joaquín Callabed, presidente del Club de Pediatría Social, académico correspondiente de la Real Academia de Medicina de Cataluña y académico de número y vicepresidente de la Sección de Ciencias de la Salud de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), comparte con la comunidad académica un enriquecedor viaje a Bélgica que resume en los últimos artículos que ha publicado en la sección «Lectores corresponsales» de la edición digital del diario «La Vanguardia», de cuya comunidad de lectores forma parte activa. Se trata de «La huella modernista de Victor Horta en Bruselas» y «Ruta arqueológica por el Museo Curtius de Lieja», que se publicaron los pasados 3 y 6 de noviembre.
En «La huella modernista de Victor Horta en Bruselas», el académico inicia su viaje invitando a los lectores a descubrir la vida y la obra del arquitecto belga que junto al también belga Paul Hankar creó en la capital de su país una nueva arquitectura de ruptura, el Art Nouveau, explotando capacidades de materiales como el hierro, el cristal, las maderas nobles, la cerámica, la piedra y el esgrafiado. «Este estilo artístico se expande por una quincena de ciudades europeas y está particularmente representado en Bruselas con más de 1.000 construcciones. Se inició en un clima liberal, francmasón y socialista. La clientela principal se componía de artistas, abogados, médicos, profesores universitarios e industriales», introduce Callabed el artículo.
El académico señala cómo desde 1969 el Museo Horta alberga la casa y estudio del arquitecto y recomienda su visita. «La casa respeta la trama arquitectónica del barrio de Saint-Giles y se inscribe en el tejido urbano reservando en la parte trasera una isla de jardines. Los volúmenes, la decoración y el mobiliario componen un mundo de armonía en que las proporciones, colores y la entrada de luces se integran perfectamente con los materiales (hierros, azulejos y los suntuarios, como maderas preciosas). El lenguaje vegetal, el vidrio, el hierro, la entrada de la luz, la ruptura con los planos tradicionales, consiguen que la casa sea una obra de arte total. Nos trasladamos a una atmósfera exquisita que oscila entre lo onírico y real», concluye.
Por otra parte, en «Ruta arqueológica por el Museo Curtius de Lieja», Callabed propone una visita centrada en los lugares de culto de esta ciudad belga como la estación diseñada por Santiago Calatrava, la plaza Saint-Lambert y la fuente Le Perron, del Museo de Bellas Artes y del Museo Curtius o la ruta literaria de las obras de Georges Simenon y la musical de César Frank, oriundos de Lieja.
«Las líneas diseñadas por Calatrava en la estación de Lieja son suaves, claras, dinámicas y, a través de cristales, rescata las luces grises y tenues de esta mañana de otoño. Por su parte, la plaza Saint-Lambert cobijaba la antigua catedral construida por el obispo Notker de Lieja en el siglo X. Allí había sido asesinado el santo en el 705. El Palacio de los Príncipes Obispos relata una parte muy importante de la historia de Lieja. Las revoluciones demolieron la catedral aunque todavía unos pilares recuerdan su ubicación antigua», inicia su descripción de los elementos arquitectónicos destacados de la ciudad.
En cuanto a sus museos, Callabed recuerda cómo una parte importante de las obras de arte moderno del Museo de Bellas Artes fue adquirida por la ciudad de Lieja en una subasta del «arte degenerado», que al parecer organizaron los nazis en 1939: Pablo Picasso, Marc Chagall, Paul Gauguin, James Ensor, Oskar Kokoschka y Max Liebermann llegaron así a Lieja. «Otras obras de primerísimo nivel están firmadas nada menos que por René Magritte, Paul Delvaux, Claude Monet, Jean-Auguste Ingres y Camille Pissarro. En cuanto al Grand Curtius, se trata de un museo impresionante que recoge colecciones de arqueología, arte religioso, arte mosano, armas, artes decorativas, cristal…», resume el académico.