Salvador de Brocà
Profesor emérito de la Universidad Rovira i Virgili y del Monasterio de Poblet, académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) y presidente de su Sección de Ciencias Humanas
Salvador de Brocà, profesor emérito de la Universidad Rovira i Virgili y del Monasterio de Poblet, académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) y presidente de su Sección de Ciencias Humanas, ha publicado la obra «Un passeig per la Il·lustració» (Arola Editors), donde aborda desde un plano general las líneas de pensamiento de una época marcada por la evolución del pensamiento y el cuestionamiento del dogma de fe que acabó definiendo un nuevo paradigma cultural. Doctor de Filosofía y Letras, miembro de la Sección de Filosofía del Instituto de Estudios Catalanes y autor de una decena de libros de referencia sobre filosofía e historia del pensamiento, De Brocà es uno de los principales especialistas en la cultura y pensamiento del Barroco y la Ilustración.
«La aparición del pensamiento ilustrado venía de la mano del escepticismo respecto de la monarquía absoluta y de las rígidas formas en que el magisterio de la Iglesia se enfrentaba a las voces que reclamaban una mayor atención a los derechos de la razón. El divorcio factual entre la cultura y el cristianismo, lo que conocemos como secularización, avanzó notablemente desde el quebrantamiento del orden civil y las guerras de religión de los siglos anteriores. Se abría camino un nuevo modelo antropocéntrico que sustituía, en realidad, la metafísica del ser por la metafísica del sujeto, por más que las categorías significativas, tanto en el ámbito filosófico como en el político provenían de conceptos teológicos, eran teología secularizada», señala el propio autor en la presentación de la obra.
De Brocà analiza tanto el auge de las nuevas potencias impulsadas por una burguesía al alza y una religión, el protestantismo, que gana terreno en Europa. «El resultado de todo ello fue el ascenso de dos grandes potencias, Prusia y Rusia, la práctica desaparición de Polonia y un desplazamiento del centro gravitacional de la política europea hacia el este. Francia, aunque con una posición de preeminencia en el continente europeo, había ido perdiendo poder en beneficio del Reino Unido, respaldado éste por una economía en pleno desarrollo y una superior potencia naval, mientras que España se encontraba ahora a la defensiva», explicaba el académico en una de sus últimas disertaciones en la Real Academia sobre una materia a la que incluso dedicó su discurso de ingreso.
«Un pensador alemán del siglo pasado, Karl Löwith, siguiendo una tesis de Dilthey de finales del siglo XIX, explicó que la filosofía moderna de la Historia, desde su cima alcanzado por Hegel, sustituye la noción de providencia como guía del devenir histórico, por la idea de progreso en la humanidad, lo que los ilustrados llamaban, sobre todo en francés, perfeccionamiento», señala De Brocà, quien a ese poder que cobra el pensamiento en el período ilustrado suma los nuevos equilibrios geopolíticos, que basculan entre el podre español y francés al británico a partir del desenlace de la guerra de sucesión a la Corona española que concluye con el Tratado de Utrecht. Sin olvidar la importancia capital de la economía en los albores del capitalismo, también a favor de la Europa protestante.