Armand Puig, rector del Ateneo Universitario Sant Pacià, rector del Seminario Mayor Interdiocesano de Cataluña y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), presidió el pasado 17 de mayo la presentación del libro «El cardenal Vidal i Barraquer: entre la crisi de la Restauració i la dictadura de Primo de Rivera. Arxius vaticans (1921-1923)» (Sant Pacià Books), fruto de un amplio trabajo de investigación de Ramon Corts, vicerrector de Ateneu y jefe del Departamento de Historia de la Iglesia de la Facultad Antoni Gaudí de Historia, Arqueología y Arte Cristianas. En el acto, que se celebró en el Aula Magna del Seminario Conciliar de Barcelona, también participaron fray Valentí Serra, historiador y profesor de la Facultad Antoni Gaudí, y Oriol Junqueras, historiador e investigador de los archivos vaticanos.
La obra es la segunda entrega de cinco que abordarán el papel de Francisco Vidal i Barraquer, arzobispo de Tarragona entre 1918 y su muerte en el exilio suizo en 1943, y el catalanismo entre finales del siglo XIX y el franquismo. La primera fue «La qüestió catalana i l’Arxiu Secret vaticà», que fue presentada por el también académico numerario Josep Maria Sans Travé, profesor a su vez del Ateneu Universitari Sant Pacià y exdirector del Archivo Nacional de Cataluña.
A lo largo de casi 800 páginas, la obra aborda el primer período en el que el cardenal se enfrentó al poder, en este caso ejercido por Miguel Primo de Rivera, tras un exhaustivo estudio de los archivos vaticanos dedicados a su magisterio. «Es el segundo de una serie de cinco libros, escritos todos desde el prisma de la cuestión catalana -explicó el propio autor durante la presentación de la obra-. No se podía investigar el período de la República Española porque ese período estaba cerrado. El período anterior, catalogado como «Monarquía-La cuestión catalana», sí estaba abierto. Y es de ahí de donde sale el contenido de este segundo volumen. Los dos siguientes corresponderán al período de la dictadura de Primo de Rivera, primero a la militar, entre 1923 y 1925, y después a la civil, entre 1925 y 1930″.
Además de los documentos depositados en este archivo y que hasta ahora no habían sido consultados prácticamente por ningún historiador, el libro también recoge numerosos documentos de los archivos del Arzobispado de Barcelona, la mayoría de ellos inéditos. «No para hablar de lo que ya sabemos, sino de lo que no sabemos aún», insistió Cots.
Asimismo, la investigación se apoya en documentos de la Nunciatura en España. «Hay otros que tampoco se pueden consultar aún, y que abordan el Pontificado de Pío XII, el llamamiento del papa contra los bombardeos de Barcelona en 1938, sus peticiones para hacer volver a Tarragona a Vidal i Barraquer tras la victoria franquista, la prohibición del uso del catalán en las homilías o el papel de la Abadía de Montserrat sobre el catalanismo. El propio papa hizo declaraciones sobre el nacionalismo vasco y sobre los sacerdotes represaliados en la zona franquista», señaló Cots.
La Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) y el Ateneo Universitario Sant Pacià ya acogieron el debate «El cardenal Francesc Vidal i Barraquer. Su vida y su itinerario», que recuperó la figura histórica y canónica del recordado arzobispo de Tarragona. El acto estuvo encabezado por Jaume Pujol Balcells, arzobispo de Tarragona, y por el académico de número y presidente de la Junta de Gobierno de la RAED, Alfredo Rocafort. En aquella sesión participaron Francesc d’Assís Vidal-Barraquer i Mayol, sobrino nieto del cardenal Vidal i Barraquer, que ofreció su perfil más íntimo y familiar; el propio Ramon Corts, que repasó la trayectoria del cardenal antes del estallido de la Guerra Civil; Josep Maria Solé i Sabaté, doctor en Historia y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, que esbozó la figura de Vidal i Barraquer durante y después de la Guerra Civil, y de nuevo Armand Puig, que cerró la sesión con la exposición «Lectura del personaje del cardenal».
Vidal i Barraquer fue repudiado por el régimen franquista por negarse a firmar la «Carta colectiva de los obispos españoles con motivo de la guerra en España», redactada en 1937 por el episcopado español a instancias de Francisco Franco, al considerarla un «documento propagandístico poco adecuado a la condición y carácter de quienes han de suscribirlo», argumentando que su publicación podría empeorar la difícil situación que ya vivían los eclesiásticos que se hallaban en la zona republicana. Exiliado fuera de España, el régimen no le permitió el regreso e incluso presionó a la Santa Sede para que le obligase a renunciar, aunque se encontró con la negativa de los papas Pío XI y Pío XII.