Javier López-Galiacho, profesor titular de Derecho Civil de la Universidad Rey Juan Carlos, director de Cumplimiento y Sostenibilidad de Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), presidente de la Asociación de Amigos de los Teatros Históricos de España y del Foro Mazzantini y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), recuerda al pueblo castellano-manchego de Letur tras la catástrofe sufrida por el reciente y devastador episodio de DANA que se cobró la vida de varios de sus vecinos en su habitual tribuna de opinión en Radio Albacete, una de las emisoras de la Cadena Ser. El académico firma esta opinión con el significativo título de «Todos somos letureños».
«Lo ocurrido ayer con la impresionante riada que castigo Letur, un drama humano con consecuencias devastadoras, me obliga moralmente a dedicar este comentario quincenal a nuestro querido pueblo serrano de Letur, localidad que a estas horas de la mañana busca desesperadamente a varios vecinos desaparecidos. Otra vez un final de octubre, como aquel mes de 1982, ha vuelto a castigar con su climatología bipolar a nuestra provincia. Entonces arrasó buena parte de La Manchuela albaceteña. Lo recuerdo como si fuera ayer, pues era mi primer año fuera de Albacete al estudiar en Madrid la carrera de Derecho», inicia López-Galiacho su particular homenaje a los afectados por las riadas.
El académico lamenta un desastre natural, económico y, sobre todo, humano, en una zona a veces tan olvidada como la de la sierra del Segura albaceteña. «¡Ay Letur!, cómo me duele evocarte en este momento y en la distancia. La Letur de los tomaticos con sabor que vendía la Esperanza en la vieja plaza de abastos del Alto de la Villa. Esa Letur de Rozalén, nuestra cantante nacional. La Letur con su precioso casco histórico árabe y con esa coqueta calle del Albaicín, tan mora. Esta Letur del arroyo del mismo nombre que es hoy guillotina que siega vidas e ilusiones», prosigue con añoranza.
Para López-Galiacho, el actual desastre entronca en cierta manera con el trágico accidente ferroviario que se cobró 19 vidas hace ya dos décadas en Chinchilla, en la misma provincia de Albacete, y rememoró el artículo que le dedicó en su día en el ya desaparecido diario «El Pueblo de Albacete», que entonces tituló «Yo también soy chinchillano». Esta vez, el autor se considera un letureño más, unido en el dolor a este humilde y a menudo olvidado pueblo serrano.
López-Galiacho ha sido director del Colegio Mayor San Pablo de Madrid y secretario general y jefe de la división de Derecho de la Fundación Cisneros de la Universidad Complutense de Madrid y fue director del Máster Oficial de Acceso a la Abogacía de la Facultad de Derecho de la Universidad CEU San Pablo, centro del que también fue patrono. Atesora un dilatado compromiso con la cultura, y además de investigador, escritor y columnista en varios medios de comunicación es autor de varios libros y de una larga lista de trabajos de investigación en el campo del derecho civil, buen gobierno corporativo, fundaciones y sostenibilidad y ética empresarial.