«Obligar a las empresas a que reduzcan sus emisiones es costoso en términos económicos y políticos, es mejor brindarles un incentivo económico»
Eric Maskin, premio Nobel de Economía y académico de honor de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), participó en la segunda Cumbre Economía Verde, que se celebró en la ciudad argentina de Córdoba los pasados 5 y 6 de octubre con el trabajo «How to reduce greenhouse gas emissions: an application of the theory of auctions», donde expuso la aplicación de la teoría de subastas en la reducción de las emisiones de dióxido de carbono. En la cumbre también participaron el premio Nobel de Economía y miembro de honor de la RAED Edmund Phelps y el académico de número y presidente del Instituto de Investigaciones Interdisciplinarias de la Real Academia José Ramón Calvo. Asimismo, el encuentro contó con la presencia del expresidente de Estados Unidos Barack Obama.
Maskin explicó cómo el actual sistema de derechos de emisión, en el que las empresas comercian con la posibilidad de realizar más o menos emisiones, resulta más práctico y menos costoso para la Administración que un sistema regulatorio simple. «Obligar a las empresas a que reduzcan sus emisiones es costoso en términos económicos y políticos y, por tanto, es mucho más operativo y estratégico brindarles un incentivo económico a través de las subastas -consideró-. El comercio de derechos de emisión garantiza la eficacia medioambiental.
Al establecer un límite máximo y así controlar la cantidad de gases de efecto invernadero efectivamente emitidos, el comercio de derechos de emisión permite alcanzar los objetivos de reducción de emisiones con un alto grado de certidumbre. En este sentido ofrece claras ventajas en comparación con otros instrumentos de política medioambiental».
Para Maskin, la rentabilidad del sistema se logra principalmente a través de la flexibilidad de las compañías participantes con respecto al tiempo y al lugar de sus respectivas reducciones de emisiones. «En un periodo de desaceleración de la economía, el precio decrece de forma paralela a la reducción en la producción y en el consumo. Este mecanismo puede ser considerado como un instrumento adaptable a la situación económica que ofrece mayores incentivos para reducir emisiones cuando la economía crece y permite inversiones en la disminución de emisiones y en tecnologías de bajas emisiones», añadió Maskin.