Rosalía Arteaga, expresidenta y exministra de Educación de Ecuador, presidenta de la Fundación para el Desarrollo de América Latina, reconocida activista por la educación y la infancia y académica de honor y miembro del Senado de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), reflexiona sobre la inestabilidad política y los desafíos sociales por los que pasa Ecuador, así como sobre las oportunidades que han visto en el país los inversores extranjeros en una entrevista concedida al portal especializado Entrepreneur publicada el pasado 17 de enero. El entrevistador, el analista económico Michael Puscar, introduce la reflexión señalando que los contratos de inversión aprobados durante el año 2023 en Ecuador alcanzaron una cifra récord de más de 3.200 millones de dólares, fundamentalmente en las manufacturas, la construcción y transacciones inmobiliarias y las telecomunicaciones.
La académica abordó el papel de la mujer en la economía ecuatoriana, tan destacado como infravalorado. «A las mujeres nos cuesta más trabajo ser consideradas para un crédito, o para que tengan fe en nuestras propias ideas. Y yo creo que hay que trabajar mucho primero en lo que llamamos autoestima de las propias mujeres, políticas, emprendedoras sociales o de lo que se trate. Tener más confianza en que nosotras sí somos capaces de todo y que debemos tener esa confianza en nosotras mismas. Luego, es evidente que hay que buscar generar ‘networks’. Yo creo que las mujeres en eso no hemos sido tan hábiles como los hombres. Tal vez porque nuestras ‘networks’ han sido de mamás, hablando de los problemas de los hijos, de cosas domésticas, pero no tanto de trabajo. Y ahí me parece que tenemos que ganar mayor espacio. Y, por supuesto, convencer a los diferentes sectores. Primero de que las mujeres somos mejores pagadoras. Pagamos más los créditos. Creo que con esas evidencias podemos mejorar el nivel de apoyo a los emprendimientos de mujeres en América Latina y en el mundo también», inició Arteaga su argumentación.
Incidiendo en el desarrollo social y económico y el papel que puede jugar la mujer, Arteaga señaló que desde la Fundación para el Desarrollo de América Latina se trabaja para universalidad la educación y fomentar las carreras técnicas entre las jóvenes. «Yo he dicho en varias oportunidades que la democracia tiene dos cánceres, diríamos así. Uno es la corrupción, porque efectivamente se pierde la fe en las instituciones y se cree que todo vale. Y el otro es la pobreza, las asimetrías enormes que existen en nuestro continente, con gente que tiene prácticamente nada y gente que tiene demasiado. Entonces, yo creo que hay que encontrar esos justos medios y para ello el mejor remedio es la educación», señala la experta, que también aborda los retos que abre la inteligencia artificial y concluye con una reflexión sobre Ecuador.
A lo largo de más de dos décadas, Arteaga ha liderado transformaciones en el campo de la educación y la cultura en Ecuador. Además de ser ministra de Educación, se ha destacado por su liderazgo en temas educativos desde la sociedad civil, su compromiso con la democracia, la sostenibilidad ambiental y su capacidad para identificar problemas y diseñar iniciativas innovadoras, para generar un impacto social que el actual modelo de enseñanza online potenciado por la pandemia ahora favorece. La académica reforzó esta imagen tras su candidatura a la Secretaría General Iberoamericana, organización creada en el año 2003 que agrupa los 22 países que conforman la comunidad iberoamericana, y a la Secretaría General de la Organización de las Naciones Unidas a propuesta de la organización juvenil Forward. Una candidatura popular que la ONU no llegó a formalizar pese a que prevé este tipo de iniciativas en sus reglamentos, pero que permitió a la académica de honor reivindicar el papel de la sociedad civil y más en particular de la juventud iberoamericana.