Francisco López Muñoz, profesor de Farmacología y vicerrector de Investigación, Ciencia y Doctorado de la Universidad Camilo José Cela, miembro fundador del Comité de Observación del Observatorio de Derechos Humanos de España, académico correspondiente de la Real Academia de Medicina del País Vasco, miembro de la Academia de las Ciencias y las Artes Militares y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), aborda el origen del cómic en el artículo «En su origen, los cómics no eran cosa de niños, sino una industria cultural», que se publicó en el portal de divulgación científica The Conversation el pasado 23 de abril y ha sido reproducido en diversos medios digitales españoles e hispanoamericanos. López Muñoz firma este artículo junto a Francisco Pérez Fernández, profesor de Psicología Criminal, Psicología de la Delincuencia, Historia de la Psicología, Perfilación e investigador psicosocial de la Universidad Camilo José Cela. En publicaciones recientes, también en The Conversation, el académico ha tratado otros aspectos relacionados con el género. Es el caso de los artículos «El origen de Batman: la antítesis de Superman y sus vidas paralelas» y «La curiosa historia del ‘Yellow Kid’ y el origen de la prensa amarilla».
«Hacia 1910, en Estados Unidos, el suplemento dominical a todo color con viñetas y cómics de temáticas diversas era ya un elemento más de la prensa, al punto de que no tardó en generar sus primeras creaciones de elevado nivel artístico. Tal fue el caso de la primera gran obra maestra del cómic, ‘Little Nemo in Slumberland’, del dibujante Winsor McCay (1869-1934), que publicaba el rotativo ‘New York Herald’, y que más allá de la incuestionable calidad técnica de sus viñetas, o su elaborada narrativa visual, destacaba por la florida imaginación de su creador. El formato suplemento vivió modificaciones con el paso de los años, pues los diarios empezaron a contar con entregas durante la semana en blanco y negro de los cómics más demandados por los lectores. Sería sólo cuestión de tiempo que, a fin de facilitar a los maquetadores su inserción, estas publicaciones esporádicas adoptaran la forma de tira con viñetas sucesivas», inician los expertos su argumentación.
López Muñoz y Pérez Fernández explican que se atribuye la autoría de este invento al dibujante Bud Fisher (1885-1954), autor de la serie humorística «Mutt and Jeff», creación luego inspiradora de una ingente cantidad de parejas cómicas del cómic y el cine, pues parece que fue el primero en adoptarlo en noviembre de 1907. En la evolución del cómic, los expertos destacan la importancia de la sindicación, que fijó la autoría de estas tiras, y la aparición de los álbumes de historietas, que en esos inicios no eran sino cuadernos recopilatorios que empezaron a ver la luz entre 1900 y 1910. Estos álbumes se hicieron muy comunes como artículos promocionales o como regalos añadidos a la compra de productos, llegando así de manera directa a niños y adolescentes, y fueron un elemento de entretenimiento e intercambio habitual entre los soldados estadounidenses que combatieron en Europa durante la Primera Guerra Mundial.
«La emergente industria de la historieta no tardaría en inspirarse en sus contenidos e incluso en intercambiar simbióticamente con ellas guionistas e ilustradores, comenzado a generarse ya obras de extraordinaria factura. Éste fue el caso de la adaptación al cómic del ‘Tarzán’, de Edgar Rice Burroughs (1875-1950), cuyas primeras aventuras en las tiras de prensa vieron la luz en 1929 de la mano del genial Harold Foster (1892-1982). El éxito entre los lectores de todas las edades de este diversificado cómic de prensa motivó que alguien intuyera las ingentes posibilidades de negocio. Fue una persona completamente ajena al medio, el fundador de la Dell Publishing Company, George T. Delacorte Jr. (1894-1991), cuya editorial trabajaba contenidos muy eclécticos, dedicándose a todo tipo de formatos para entretenimiento del público general, especialmente revistas de pasatiempos», añaden los autores.
Reconocido divulgador de la historia contemporánea, la literatura española de los Siglos de Oro y la medicina y farmacología, López Muñoz es doctor en Medicina y Cirugía y doctor en Lengua y Literatura Españolas, especialista en Medicina Farmacéutica y diplomado en Estudios sobre el Holocausto por la Escuela Internacional para los Estudios del Holocausto de Yad Vashem, en Jerusalén. Es investigador del Instituto de Investigación Hospital 12 de Octubre de Madrid y miembro de prestigiosas academias científicas internacionales. Ha participado en numerosas investigaciones y es autor de monografías y artículos en sus áreas de investigación.