Josep Ignasi Saranyana, profesor emérito de la Universidad de Navarra, miembro «in carica» del Pontificio Comité de Ciencias Históricas y académico emérito de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), comparte con la comunidad académica el artículo «Una historia de la ‘historia de la teología’«, que se publicó en el volumen 15 de la revista «Memoria y Civilización. Anuario de Historia», correspondiente al año 2012, un monográfico en homenaje al profesor Ignacio Olábarri Gortázar, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Navarra, que edita la publicación, con motivo de su jubilación. La revista tiene como objetivo fundacional el fomento del debate abierto, la apertura a nuevas líneas de investigación y convertirse en un foro de reflexión teórica que sirva para el diálogo con otras disciplinas.
Para el académico, la historia de la teología no es sino una disciplina reciente en el ámbito católico, ya que los primeros manuales universitarios remontan a los años 30 del siglo XX (Martin Grabmann, Luigi Allevi y Fulbert Cayré) y solo después del Concilio Vaticano II se abordó una exposición contextualizada de los temas teológicos. «La historia de la teología, como disciplina teológica, ha tomado mayor relieve en los planes de estudios de los centros teológicos. En los últimos años se han publicado algunos tratados, en varios volúmenes, y, sobre todo, cuatro manuales universitarios (Henri Rondet, Jean-Pierre Torrell, José Luis Illanes y Josep-Ignasi Saranyana, y Juan Belda Plans). Cabe analizar los pro y contras de estos manuales en el contexto de las nuevas propuestas historiográficas», introduce el autor su artículo.
Saranyana, por lo tanto, analiza de forma sucinta todos estos textos para repasar la evolución de la historiografía teológica. En este sentido, el experto destaca la importancia de la contextualización en la historia de la teología, haciendo referencia a filósofos como José Ortega y Gasset y metodólogos como Friedrich Stegmüller, quienes subrayan la necesidad de comprender el pensamiento teológico en su contexto histórico y social. Asimismo, menciona la relevancia de estudiar no solo la teología sistemática, sino también disciplinas auxiliares y manifestaciones culturales que influyen en la conciencia religiosa de una comunidad.
En el siglo XX, estos estudios profundizaron en las concepciones teológicas gracias al análisis de materiales de archivo. Autores como Cayré publicaron manuales centrados en la historia y doctrina de la Iglesia, mientras que Wihelm Dilthey planteó la objetividad de las ciencias históricas y la importancia de revivir la experiencia para comprender la historia utilizando métodos histórico-críticos para superar las limitaciones metodológicas hegelianas. Antes del Concilio Vaticano II, la ciencia teológica estaba dividida en estudios histórico-críticos y manuales de teología sistemática, pero después del Concilio se rompió esta separación y se enfatizó la importancia de fundamentar la teología en la Sagrada Escritura.
En las publicaciones de las últimas décadas, Saranyana observa un creciente interés en la historia de los intelectuales y su influencia en la teología, así como en la contextualización de los temas teológicos. Además, destaca el interés de presentar la comprensión del misterio revelado en la Iglesia a lo largo del tiempo por parte de los autores. Estas tendencias reflejan un enfoque más amplio y profundo en el estudio de la historia de la teología, que va más allá de la mera erudición y busca comprender la evolución del pensamiento teológico en su contexto histórico y social.