Josep Ignasi Saranyana
Profesor emérito de la Universidad de Navarra, académico correspondiente de la Real Academia de Historia, miembro «in carica» ​​del Pontificio Comité de Ciencias Históricas del Vaticano y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914

Artículo publicado en la «Revista d’Humanitats» de la Universidad Internacional de Cataluña

Josep Ignasi Saranyana, profesor emérito de la Universidad de Navarra, miembro «in carica» ​​del Pontificio Comité de Ciencias Históricas y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), reflexiona sobre la recepción de la fe y del cristianismo en el presente y a lo largo de la historia en el artículo «Què vol dir que Déu ens estima?», publicado en el número 5 de la «Revista d’Humanitats», correspondiente al año 2021, editada por la Universidad Internacional de Cataluña. La reflexión tiene su origen en la conferencia pronunciada por el autor cuando se publicó la exhortación apostólica «Christus vivit» del papa Francisco, el 2 de abril de 2019. El mensaje del sumo pontífice estaba dirigido principalmente a los jóvenes para ayudarlos a discernir sobre su llamada vocacional.

«¿Qué significa que un ser al que no hemos visto nunca y al que no podremos ver nunca nos ama? La cuestión es, pues, ¿qué entienden los jóvenes, destinatarios del mensaje del papa Francisco, cuando se les habla del amor de Dios? En las palabras nos lo jugamos todo, y a veces podemos tropezar por no haber comenzado por definir con cuidado las nociones», comienza el académico de la RAED su artículo.

Josep Ignasi Saranyana al debat "Las nociones del infinito"

Dr. Josep Ignasi Saranyana

Saranyana trata de desentrañar los conceptos «amor» y «querer» desde su origen en los textos sagrados, diferenciando el amor pasional y el amor que podría definirse como fraternal y la evolución que estos conceptos han tenido a lo largo de la Edad Media y su subversión en la Ilustración. En este sentido señala cómo en el texto griego de la primera Epístola de San Juan, para expresar el concepto que nosotros traducimos por amor o estimación, se emplea la plabra «agape», que san Jerónimo tradujo como «caritas». Para decir «hemos querido» el griego utiliza «egapekamen» del verbo «agapao», que tiene la misma raíz que «agape». El latín, en cambio, juega con el sustantivo «caritas» y con el verbo «dilexerit», que no tiene la misma raíz, sino que viene de «dilectio» y del verbo correspondiente, que en el latín clásico significaba «escoger» y en el latín decadente «querer».

«Desde la revolución del 68 nos encontramos con dos problemas fundamentales para presentar los fundamentos de la teología moral (y también de la ética de inspiración cristiana), ambos derivados de la filosofía que se ha incubado desde la Ilustración. Si no enfocamos bien estos dos problemas podemos perturbar nuestra comprensión de la revelación: la confusión entre el amor-pasión y el amor-virtud. Además, y refiriéndonos a Dios, hay que rememorar que nuestro amor a Dios no es amor-pasión, sino caridad, es decir, una virtud teologal. Y eso no es nada fácil de explicar, porque exige una inmersión en la ética nicomaquea, por decirlo con un ejemplo expresivo. La solución del problema teológico -¿qué quiere decir que Dios nos ama?- nos viene, pues, de la misma revelación», concluye el teólogo.

 

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