
Manuel Sans Segarra, doctor en Medicina y Cirugía y presidente de la Sección Sénior del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona, ingresó como académico de número de la Real Academia Europea de Doctores (RAED) durante una solemne ceremonia que se celebró en la Sala de Actos de Fomento de Trabajo, sede académica, el pasado 6 de mayo. El recipiendario leyó el discurso de ingreso «La supraconciencia. Nuestra realidad existencial». Le respondió en nombre de la Real Corporación el académico de número y vicepresidente de la Junta de Gobierno Jaume Llopis. La sesión pudo seguirse por streaming a través del canal de YouTube de la RAED, donde puede visualizarse.
Referente internacional por investigar las experiencias cercanas a la muerte desde su época como facultativo, que resume en la obra divulgativa «La supraconciencia: vida después de la vida» (Planeta), publicada el año pasado, el recipiendario inició su intervención señalando que la muerte física no supone el fin de la existencia. «Hoy disponemos de pruebas objetivas certificadas y pruebas con base científica que nos permiten afirmar que después de la muerte física, nuestra existencia persiste en otra dimensión. El estudio de las experiencias cercanas a la muerte con el método científico y la valoración con la biología y la física cuánticas nos definen la estructura del ser humano, en cuerpo, mente y la supraconciencia, nuestra auténtica realidad existencial, holística con la conciencia primera. De esta manera, se establece un nuevo paradigma que cambia profundamente el concepto de la muerte física como fin de nuestra existencia y que tenemos que interpretar como un tránsito a otra dimensión energética», señaló.

Dr. Manuel Sans
Pionero en el uso de la laparoscopia en cirugía general, antiguo jefe de Cirugía Digestiva del Hospital Universitario de Bellvitge, profesor de Cirugía General y Digestiva de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Barcelona y Premio a la Excelencia Profesional del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona, Sans Segarra explicó cómo la experiencia de uno de sus pacientes que había conseguido ser recuperado tras estar en el estado de muerte clínica tras un accidente de tráfico mientras ejercía una guardia en el Servicio de Urgencias cambió su perspectiva y se interesó por estudiar este fenómeno desde un punto de vista estrictamente científico. Desde entonces, ha conseguido documentar cinco casos clínicos de pacientes en estado de muerte clínica que recobraron la vida en colaboración con su equipo médico.
El experto abordó en su presentación la evolución de los fenómenos relacionados con el retorno a la vida y su interpretación a lo largo de la historia en función del contexto religioso y cultural de cada época, las diversas hipótesis sobre las alucinaciones y otros fenómenos relacionados con las experiencias cercanas a la muerte la biología cuántica, las diferentes manifestaciones de la supraconciencia, sus propiedades y cómo descubrirla, así como la primera conciencia y la primera inteligencia, para concluir que las experiencias cercanas a la muerte son un fenómeno frecuente y presente a lo largo de la historia de la humanidad que no pueden definirse como meras alucinaciones, como hace la medicina convencional sin ir más allá en su estudio.
«Hay una serie de fenómenos en las experiencias cercanas a la muerte que no tienen justificación con el método científico: la transferencia de información independiente del espacio y del tiempo y la facilidad que presentan los pacientes en atravesar estructuras sólidas y la resonancia magnética funcional nos evidencia que los objetos que el paciente observa durante estas experiencias condicionan memoria en las neuronas espejo del lóbulo occipital, confirmando que el paciente no miente, realmente vio el objeto. Es evidente que el método científico no nos permite definir la fisiopatología, el mecanismo íntimo de producción, de estas experiencias. La física teórica que estudia el mundo microscópico de las partículas subatómicas demuestra que el elemento estructural básico del universo no es la materia, sino la energía», concluyó Sans Segarra.