August Corominas
Profesor de la Universidad de Murcia y de la Universidad Autónoma de Barcelona y académico emérito y miembro del Senado de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)
August Corominas, profesor de Fisiología Humana de la Universidad de Murcia y de la Universidad Autónoma de Barcelona y académico emérito y miembro del Senado de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), comparte con la comunidad académica el artículo «La muerte según tres filósofos: Chardin, Heidegger y Morin», una reflexión sobre los efectos que están trayendo consigo la conjunción de la pandemia de la Covid-19 y la actual crisis climática. Un artículo que se suma a sus recientes reflexiones sobre los efectos del clima en la salud publicadas también en la web de la RAED: «Efectos directos e indirectos del cambio climático sobre la salud humana«, «Salud humana, hábitat y cambio climático« , «Emergencia sanitaria, degradación ecológica, enfermedad y muerte» y «Una hidrosfera contaminada».
La muerte según tres filósofos: Chardin, Heidegger y Morin
Pierre Teilhard de Chardin (1881-1958), Martin Heidegger (1889-1976) y Edgar Morin (1921) son los que han dado vida literaria al tema de la muerte del hombre en el último siglo. La vida es para morir. Heidegger desarrolla el concepto del «dasein», Teilhard tiene una visión cristiana de la vida y de la muerte y Morin explora los conceptos de hombre y cultura y reflexiona sobre la muerte humana.
Reflexionar sobre nuestra muerte es reflexionar sobre nuestra vida. La muerte es una dimensión de la vida. Para Martin Heidegger, filósofo existencialista, la muerte es el acontecimiento esencial en la aventura humana. La muerte es un misterio, la consideramos como el momento de decir adiós a todo, es el viaje de irás y no volverás. ¿Por qué nacimos, si vamos a morir? Cuando el cuerpo enfermo siente sensación de declive, de fragilidad, desarmonía, malestar, disolución… se vislumbra un momento trágico de desaparición con pérdida de todo: familia, posición social, patrimonio, fortuna… La muerte se produce al cesar las funciones fundamentales: actividad cardíaca y actividad respiratoria, lo que representa el cese de las funciones cerebrales. Existe la muerte biológica o muerte cerebral y la muerte total de todo el organismo. Nos preguntamos si existe la vida después de la vida (Moody, Raymond A.) ¿Morir es pasar a otra dimensión? El gran filósofo, pensador y político francés Edgar Morin separa hombre-cultura, vida-naturaleza, física-química.
No es posible bioquímicamente la inmortalidad. Hay muchísimas reacciones metabólicas irreversibles. No se acepta la muerte, hay una cultura negadora de la muerte, y es una actitud inmadura. La muerte no es el enemigo. En las facultades de Medicina se tiene esta creencia. Hablar de la muerte es un tema antisocial, un tabú. Pero la vida del hombre se define por el fin del mismo, como un camino a cuya meta conduce. La vida es el tiempo que transcurre entre nacimiento y muerte, o mejor dicho, es el conjunto de actos que un viviente realiza.
Pierre Teilhard de Chardin estudia profundamente el tema de la muerte relacionado con el cristianismo. Teilhard de Chardin era pensador, filósofo, sacerdote y jesuita. La muerte es el acontecimiento esencial en la aventura humana. En «El medio divino» expone que la creación, la encarnación y la redención son indisociables. La historia de la cosmogénesis, de la biogénesis y la antropogénesis se presenta como un esfuerzo de síntesis convergente hacia la existencia de un fin último que Teilhard de Chardin llama punto omega. En la muerte es como en un océano, viene a confluir nuestras disminuciones, bruscas o graduales, y la muerte es el resumen. La muerte es una debilidad incurable de los seres corporales. El mismo autor tiene los ojos fijos en Cristo resucitado, hacia quien toda la creación aspira y en quien encuentra su consistencia. Cristo ha vencido la muerte. Acepta la verdad de la muerte como posibilidad propia e ineludible del ser humano.
Morin, sociólogo, pensador, filósofo y político dice que el hombre comienza las creencias religiosas a partir de enterrar a los muertos, magia, brujería, espiritismo, chamanes, creencias en la otra vida, resurrección, inmortalidad… nacen del intento humano de resolver el problema de la muerte. Su credo científico era separar conceptos hombre-cultura, vida-naturaleza y física-química. Morin es el gran pensador de los siglos XX y XXI, se le concedieron 14 premios importantes, 15 honoris causa. Ha publicado 35 libros, entre el que destaca «El hombre y la muerte». En su centenario se puso de manifiesto su gran contribución a este tema, sobre el que se realizaron diez películas. Una de sus frases acertadas y valiosas es «el hombre ha olvidado demasiado a la muerte». No sabemos nada de la psicología de la muerte. Morin plantea la crisis de la muerte. Explica el concepto de amortalidad en las células. Algunos autores, de hecho, aceptan la posibilidad de la inmortalidad (Cordeiro, Grey). Otros creen en el mantenimiento de la vida humana mediante la criogenia.
Quiero comparar el concepto de muerte en la mentalidad filosófica-pensadora con la vertiente científica. Hay que recordar que la vertiente filosófica por pensadores se desarrolla entre los siglos XIX y XX; en cambio, los hallazgos científicos son a partir de la Segunda Guerra Mundial. En el periodo científico, la ciencia y la tecnología, junto con otras ciencias, ha progresado muchísimo. Lynn Margulis y Dorion Sagan han definido las vidas animales y la humana pasando por todas las etapas de seres vivientes. ¿Qué es la vida? Un banquete de diversidad biológica, según el pensamiento de Erwin Schrödinger.
Han sido definitivos los instrumentos radiológicos para analizar cuándo ha tenido lugar la muerte. Son importantes para saber cuándo podemos aprovechar tejidos u órganos conociendo exactamente la muerte cerebral irreversible. Los métodos primitivos ya no se pueden usar (expiración, prueba del espejo, prueba del dolor, pulso cardiaco…). Obsérvese que en este tiempo se han conocido mitocondrias, biología celular y molecular, la fosforilación oxidativa, la síntesis de energía en forma de ATP, la metagenómica, la teoría de los radicales libres…
La vida es un proceso dinámico, activo, integrado, perfectamente ordenado, estructurado, conectado, integrado; la muerte es un proceso destructor, es el caos metabólico, disfunción mitocondrial, ausencia del proceso de fosforilación oxidativa, desintegrado. No sintético, lítico, fatiga de materiales, autodestructivo. ¿Mueren todas las células al mismo tiempo? En este sentido es muy importante la aportación filosófica de Teilhard de Chardin.
Es muy interesante el libro «¿Qué es la vida?», de Margulis y Sagan. El ser vivo es un ser distinto en el conjunto del mundo, de la biosfera, separado del resto. Las características de un ser vivo dependen de cinco propiedades: 1. Autopoyesis, 2. Automantenimiento, 3. Evolución, 4. Reproducción y 5. Transmutación de materia y energía. Alexandr Oparin considera que una atmósfera primitiva formada por hidrógeno, metano, amoniaco y una fuente de energía creaba moléculas vivas. Otros autores iniciaron ya más adelante la síntesis de ATP y la síntesis de ADN. La vida permanentemente es asediada por la muerte, que es parte de la vida. Siguen la célula precariota o eucariota. Más adelante las células agrupadas, multicelulares, animales. Para la vida es necesaria la materia, que se convierte en energía según el segundo principio de termodinámica. Para cumplir con los principios de la biosfera es necesario el ciclo de la fotosíntesis. El fuego solar se transforma en el fuego verde de la fotosíntesis. La vida es la celebración de la existencia. La vida es un brillante acontecimiento con síntesis e intercambio termodinámico.
Bibliografía
August Corominas: «Hombre, biosfera, muerte». (En prensa 2020)
August Corominas: «Fisiopatología ambiental y espacial» (Col. Médicos, Barcelona)
Lynn Margulis y Dorion Sagan: «¿Qué es la vida? (Proa, 1997)
Edgar Morin: «El hombre y la muerte» (Kairós, 1951)