El historiador mexicano Enrique Sada, colaborador de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), critica el revisionismo histórico con fines partidistas que se da en todo el continente americano en el artículo «Leyenda negra española», publicado en la revista especializada «Siglo nuevo». Desde el rigor histórico, Sada trata de desmontar los argumentos en los que se fundamenta la creencia de un hipotético holocausto de las culturas precolombinas por parte de los conquistadores españoles. Un hecho que atribuye a la propaganda política de potencias rivales al Imperio Español en la pugna por la conquista y que han dado por buenos mandatarios de diferentes países hispanoamericanos ya en los siglos XX y XXI.
«Una de las grandes mentiras de la historia es aquella que de manera sistematizada suele usarse para condenar a priori, con una etiqueta de maldad intrínseca, a naciones enteras de individuos, pueblos, razas y estamentos sociales como si carecieran de virtud alguna; haciéndoles culpables de una serie de supuestos crímenes o errores a lo largo del tiempo. Ejemplos de lo anterior tuvimos de sobra durante el siglo XX y hasta vigentes, donde ideologías políticas criminales apelando a la etnolatría, quienes se venden como razas superiores o pueblos elegidos, y al odio de clases, nos han llevado a confrontarnos con atrocidades inimaginables a costo de millones de vidas en pérdidas humanas y contando. Uno de estos casos, si no es que el primero, viene a ser el de la leyenda negra antiespañola. Se entiende como tal toda aquella propaganda creada desde el siglo XVI por Inglaterra y Holanda para desacreditar, disminuir o combatir la influencia de quien como rival comercial será el mayor beneficiario, casi absoluto, tras la conquista del Nuevo Mundo. A falta de poder enfrentarse directamente al Imperio Español, los países señalados urdieron el ataque más artero e inescrupuloso posible; por la espalda y con la imprenta como arma», inicia el historiador su argumentación.
Sada señala cómo los defensores de la leyenda negra fundamentan sus argumentos de forma acrítica en los escritos de fray Bartolomé de las Casas, que denunció el genocidio y el despojo en América sin ningún tipo de prueba y contra la evidencia del rápido mestizaje que se dio en las colonias americanas de España. Asimismo, señala que el supuesto buenismo concedido a los indígenas no es más que otra manipulación histórica, pues los aztecas fueron realmente quienes masacraron a otras culturas indígenas a las que dominaban, incluyendo en sus prácticas rituales masivos y sistemáticos de canibalismo. «La justicia marcaba cada paso, como veremos cuando la Corona sometió a juicio a Cristóbal Colón y Hernán Cortés ante la posibilidad que hubieran cometido abusos; en la dureza de las leyes de Indias impuestas por el propio Cortés contra españoles que robaran, abusaran o impusieran trabajos a los nativos y en los pocos casos de abusos de conquistadores inescrupulosos como Nuño de Guzmán, Francisco Pizarro y Luis de Carvajal, que no escaparon al juicio, castigo y hasta pena de muerte por orden del rey y por mano de sus paisanos; algo que no se verá con la corona inglesa y sus súbditos a quienes premió por sus masacres de nativos con puestos públicos», añade.
«Obsérvese además que los virtuosos protestantes y franceses que tanto explotaron a Las Casas contra España sí realizaron muchas de las atrocidades que achacaban a los españoles y no sólo en aquellos tiempos ‘bárbaros’, sino en otros históricamente muy recientes. Piénsese en el auténtico genocidio que supuso la Gran Hambruna irlandesa o más recientemente la de Bengala, o los crímenes cometidos durante la II Guerra Mundial por unos y por otros. Y obsérvese también que el fraile patológicamente embustero no sólo está en la base de la tradicional propaganda antiespañola sino de movimientos totalitarios inspirados en el ‘buen salvaje’ o en movimientos antiespañoles de fondo como los que, después del 98, desembocaron en la desastrosa II República. Con Las Casas simpatizaban desde Manuel Azaña a los comunistas, y conforme a él enjuiciaban la obra de España en el siglo XVI. Las Casas inicia, o más bien es un jalón fundamental en una sucesión de doctrinarios baratos y exaltados, supuestamente llenos de buenas intenciones, que han traído incontables calamidades», continúa.
Tras repasar de forma sucinta la historia de la conquista anglosajona de Norteamérica, Sada concluye apuntando el desarrollo de la leyenda negra en la época contemporánea, y señalando como sus últimos adalides a destacadas figuras políticas del presente como Hugo Chávez, Evo Morales, Daniel Ortega, Nicolás Maduro, Pedro Castillo, Gustavo Petro y Andrés Manuel López Obrador. «Desde la fuerza del Estado y en contubernio con propagandistas mercenarios se han dedicado a reutilizar el mito tras la careta del victimismo, ya para lucrar políticamente con la polarización de la sociedad en sus países, tanto como para distraer a la opinión pública de los problemas reales (y muy actuales) que acompañan a este tipo de gobiernos una vez que llegan al poder, con toda la intención de perpetuarse», concluye.