Jordi Martí, profesor de Economía y Contabilidad de la Universidad de Barcelona, director del Master en Verificación de Información no Financiera del mismo centro y académico de número y miembro de la Junta de Gobierno de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), reflexiona sobre el concepto de bioeconomía y su evolución desde su configuración en los años 70 del pasado siglo, y la importancia que ha cobrado en la empresa el denominado capital natural en el trabajo «Bioeconomía de la empresa y capital natural», que presentó en el Ciclo de Ponencias que la Real Academia celebró en Barcelona y Madrid con la participación de numerosos académicos.
«La gestión empresarial precisa de un sistema de información para la correcta toma de decisiones. Este sistema se ha basado hasta ahora en lo que se llama contabilidad financiera, una contabilidad centrada en el punto de vista del capital financiero. Esto significa que la empresa, hasta nuestros días, ha sido gestionada para satisfacer a los ‘shareholders’, a los ahorradores que han aportado sus ahorros para constituir ese capital. Esta visión se ha mantenido a lo largo de las dos grandes revoluciones industriales, la primera ligada al vapor y el carbón, y la segunda vinculada al petróleo. Ahora, ya en el siglo XXI, parece necesario ampliar la visión de la gestión empresarial para contemplar una realidad más compleja. El concepto de crecimiento sostenible obliga a cambiar la forma tradicional de gestionar la empresa, es necesario tener en cuenta los nuevos ‘stakeholders’, los grupos de interés. Por tanto, es necesaria una contabilidad que contemple estos interlocutores. No se pueden utilizar modelos económicos que no tengan en cuenta los trabajadores, los consumidores y las administraciones públicas, entre otros. Y sobre todo, es necesario incorporar la naturaleza como un nuevo actor», reflexionó el académico.
Para Martí, a día de hoy, el capital humano es insuficiente para poder constituir una empresa y no se puede ignorar el capital natural, ya que los recursos naturales no solo resultan imprescindibles para producir bienes y servicios, sino que cualquier actividad económica debe velar por su salvaguarda. Estos dos nuevos protagonistas de la actividad empresarial, recursos humanos y recursos naturales, son dos tipos de capital no financiero que también deben tenerse muy en cuenta para reflejar la salud de cualquier empresa. «Es necesario saber identificar, registrar y valorar no solo el capital financiero y los activos controlados con este. Es necesario saber identificar, registrar y valorar el capital humano y el capital natural», señaló.
El último paso necesario es encontrar el método adecuado de análisis y vincularlo con el concepto de la bioeconomía, la única que puede garantizar un desarrollo sostenible. «Para contabilizar el capital humano deberá saberse analizar el capital intelectual, el capital emocional y el capital relacional. Para contabilizar el capital natural necesitamos que la bioeconomía se desarrolle en el ámbito de la empresa. Necesitamos urgentemente una bioeconomía de la empresa para superar los límites que ahora tenemos para conseguir un desarrollo equitativo y antropocéntrico, que son las bases del crecimiento sostenible», concluyó.