Aldo Olcese
Presidente de la Fundación Independiente y de la Asociación Nacional Sociedad Civil Ahora, académico de número de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras y vicepresidente y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)
Aldo Olcese, presidente de la Fundación Independiente y de la Asociación Nacional Sociedad Civil Ahora, académico de número de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras y vicepresidente y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), protagonizó el pasado 7 de julio una de las sesiones de los Cursos de Verano organizados por la Universidad Complutense de Madrid con el apoyo de la Fundación Complutense. Olcese inició su intervención recordando que había participado como conferenciante en el primer curso de verano de la misma universidad hace 34 años, cuando él era un joven consejero delegado de una asociación instrumental de agentes de cambio y bolsa a sus 27 años.
«Les planteo una serie de retos, porque estamos en el centro de los grandes cambios y para conseguirlos hay que volar alto y soñar profundamente. Debemos llevar a cabo, además, un combate emocional firme e inteligente contra la gran impostura en la que vivimos, hacer propuestas serias y bien estructuradas que combinen un esfuerzo renovador con valores basados en el humanismo y demostrar que la única certeza en la vida es la fuerza del amor y la fraternidad, porque tenemos que navegar con la misma soltura en el marco del capitalismo desde esa fraternidad que nos parece tan lejana. Y, por último, conseguir que me crean aunque vaya con una chaqueta de botones dorados, porque el verdadero reformismo es el que se hace desde dentro del sistema, no desde fuera», inició su exposición.
El académico y vicepresidente de la RAED explicó que sus tesis se fundamentan en cuatro elementos: la evidencia de que pasamos por una gran crisis, que el capitalismo humanista puede ser la solución aunque capitalismo y humanismo pueda parecer que no combinan bien, que existe una gran impostura que se debe combatir sin complejos y que existen herramientas y fórmulas para hacerlo y conseguir el éxito, «En España, como dijo Julián Marías, todos nos preguntamos qué va a pasar, pero nadie se plantea qué debemos hacer. Es el momento de plantearnos qué hay que hacer y cómo lo vamos a hacer», añadió.
Tras exponer punto por punto y con detalle su argumentación, consideró que la empresa puede ser el centro de ese nuevo humanismo necesario para remontar la situación actual, descartando para ello a la clase política y a estamentos fuertemente arraigados en la sociedad como la familia. Sobre lo que él mismo denominó «la gran impostura», Olcese la circunscribió a la clase política, al pervertir el concepto del bien común y dejarse llevar por las mayorías y el pensamiento gregario para tomar decisiones que afectan a toda la sociedad. Como respuesta, reivindicó la responsabilidad individual, que debe recuperar su papel central mediante el liderazgo.
«Estamos trabajando a fondo en favor de la igualdad, en todos los sentidos. Hay una amplia legislación para ello en todas las democracias occidentales, afortunadamente. ¿Pero qué ha pasado con la fraternidad? ¿Cómo conseguimos garantizarla? Es uno de los pilares de nuestra democracia y se ha quedado prácticamente en nada, porque para la fraternidad no hay leyes ni es una tendencia social en tiempos en los que el egoísmo es cada vez más notorio. Tenemos que asumir nosotros mismos el riesgo como individuos y conseguir que eso llegue a la empresa como correa de transformación», concluyó Olcese.