August Corominas, profesor de Fisiología Humana de la Universidad de Murcia y de la Universidad Autónoma de Barcelona y académico emérito y miembro del Senado de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), protagoniza el artículo «Luz, calzado y otros detalles: cómo evitar las caídas a cierta edad«, publicado en el diario «La Vanguardia» el pasado 16 de mayo, en el que la periodista Anna Tomàs se hacía eco de su publicación «Fragilidad de los mayores. Caídas nocturnas», aparecida en esta misma Newsletter.
Adentrándose en esta misma materia, el académico compartió recientemente en esta publicación los artículos «Los cuatro jinetes del apocalipsis gerontológico: soledad, silencio, dolor y nocturnidad», «Reflexión antropológica de la edad centenaria«, «De abuelos a nietos», «¿Es posible llegar a los cien años o incluso más?», «Mecanismos de tanatoquímica y tanatofísicos en el proceso de morir«, «Genética y envejecimiento. Progeria y síndromes progeroides» y Los grandes beneficios del aquagym. Además es autor de uno de los capítulos del libro «Vitalidad al envejecer. Si lo deseas, puedes vivir más años con salud», editado por la Real Corporación con el apoyo de Vichy Catalán.
Según recoge la publicación periodística haciéndose eco de las recomendaciones del académico, el ejercicio físico y unos hábitos de vida saludable permiten mantener la fuerza del cuerpo y que los huesos no se deterioren tan rápidamente a pesar de la edad. «Las personas de más de 65 años suelen caerse una vez al año. Las de más de 80, varias. Y los resultados pueden ser nefastos», se hace eco el artículo de la alerta que lanzaba Corominas. Según la Organización Mundial de la Salud, una caída se define como cualquier evento que precipite al individuo contra su voluntad, lo que resulta especialmente preocupante cuando el cuerpo es frágil.
«La fisiología no engaña, y a partir de los 30 años, especialmente en el caso de las mujeres, las capacidades físicas y psíquicas, los llamados procesos de morfogénesis y fisiogénesis, dejan de evolucionar en el ser humano. Sin embargo, hasta los 65 años el cuerpo no se debilita e incluso puede aumentar su fuerza y el dinamismo de varios músculos, así como reforzar los huesos, practicando ejercicio y siguiendo hábitos de vida saludable», argumenta el artículo de Tomàs. La osteoporosis, enfermedad que se caracteriza por una disminución de la densidad de los huesos a causa de la pérdida del tejido óseo normal, es habitual en estas edades y, por mucho que puede tratarse para que disminuya el riesgo de fracturas, es necesario proceder siempre con mucha precaución.
Ante esta realidad, el ejercicio físico moderado que permita la tonificación muscular y, sobre todo, la prevención, resultan fundamentales para evitar estas indeseables y a menudo fatales caídas. «Entre las múltiples opciones para que los mayores no sufran caídas está la de evitarles subir y bajar escaleras, proveerles de un bastón o andador si caminan con dificultad, convencerles de usar ropa cómoda, con los bajos de los pantalones por encima del tobillo para que no puedan tropezarse al pisarlos, instalar asideros en la ducha o bañera y en los laterales del inodoro, y colocar adhesivos antideslizantes en el suelo de las bañeras», incide el artículo.