El historiador mexicano Enrique Sada, colaborador habitual de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), comparte con la comunidad académica diversos temas de la actualidad mexicana vinculados estrechamente a su historia en los artículos «Mario Delgado o el llanto de la oclocracia», «Microhistoria e historia prima» y «Dos candidatas ante el Papa», publicados en el portal El Siglo de Torreón entre los pasados 16 y 22 de febrero.
En «Mario Delgado o el llanto de la oclocracia», el experto define el concepto de oclocracia, que a su entender representa el peor de todos los sistemas políticos posibles como último grado que corresponde a la degeneración del poder hasta degenerar en tiranía, para compararlo con la que considera una enorme degeneración política en México, personificada en la figura de Mario Delgado, presidente nacional del partido gobernante. «Señalado por miembros de su propio partido como un individuo que dispone candidaturas de manera inescrupulosa o a cambio de dinero, vinculado a la secta sexual NXIVM al igual que Clara Luz Flores, Delgado se distingue no obstante por desmérito personal como uno de los responsables del fraude y posterior tragedia en que terminó la línea 12 del metro en la ciudad de México», explica.
Por otra parte, en «Microhistoria e historia prima», Sada destaca la importancia que en el estudio e interpretación de la historia alcanzan los conceptos de microhistoria y ‘matria’. «La microhistoria no es sino una rama que corresponde a la historia social, de desarrollo muy reciente, y que analiza cualquier tipo de personajes, hechos o fenómenos del pasado que en cualquier otro tratamiento de las fuentes pasarían inadvertidos para el común de los estudiosos, ciertamente, más no para los hombres y mujeres de pie, por ser nada menos que ellos los protagonistas o los orgullosos herederos de los mismos. La razón o el motor por el que llaman el interés del historiador especializado, podrá ser más que una: desde lo poco común hasta lo cotidiano.
La ‘matria’, por su parte, es el lugar donde por razones ajenas que nos preexisten, se nace y se crece. Es el terruño, el sitio ancestral, la tierra elegida por los padres y por los abuelos de los padres varias generaciones atrás, y surge precisamente como una extensión de ese suelo mayor que será la patria en historia, legado cultural y extensión», argumenta.
Finalmente, en «Dos candidatas ante el Papa», el historiador repasa la tradición cristiana de México y la convulsa relación del Gobierno mexicano con la Santa Sede. «En el caso de México, la Iglesia católica como religión oficial ha jugado un papel determinante en la construcción de nuestra gran riqueza cultural e identidad mestiza desde el Virreinato al igual durante su independencia de España hasta que se dio el restablecimiento formal de relaciones diplomáticas entre nuestro país y la Santa Sede en el año de 1992. De aquí que quienes detentan el poder político han pedido hasta la mediación de la Iglesia a lo largo de distintos conflictos, como la insurrección zapatista en Chiapas en 1994 o la reciente intervención humanitaria de los obispos en los estados de Guerrero y Michoacán, donde el Gobierno Federal ha abandonado por completo a sus habitantes en manos del crimen organizado», considera el experto.