August Corominas

Dr. August Corominas

August Corominas, profesor de Fisiología Humana de la Universidad de Murcia y de la Universidad Autónoma de Barcelona y académico emérito y miembro del Senado de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), comparte con la comunidad académica el artículo «Atención a las caídas, de noche y de día», en el que incide sobre las medidas de prevención de accidentes domésticos en gente mayor, que a menudo revisten una inusitada gravedad. El académico ha compartido recientemente en esta publicación los artículos «La fragilidad de los mayores», «Los rostros del mal», «Maldad y crueldad. Apocalipsis destructivo en las guerras actuales», «La furia de los dioses», «Atención con la fragilidad y las caídas de los mayores», «La salud de los refugiados», «Fragilidad y antifragilidad», «La maldad de Putin» y «Nuevo apocalipsis y batalla de Armagedón», «Ser viejo o no», «Anti-Aging», «Grafeno: un elemento de gran futuro tecnológico», «Estadística de Hiroshima», «Vivir en la Luna», «La dieta mediterránea», «Can Ruti, historia de una ilusión» y «El secreto de la longevidad en las ‘zonas azules'». Además, es autor de uno de los capítulos del libro «Vitalidad al envejecer. Si lo deseas, puedes vivir más años con salud», editado por la Real Corporación con el apoyo de Vichy Catalán.

Las caídas son muy frecuentes, más de lo que podemos pensar, y en la infancia son casi normales, incluso puede ser un juego. Pero en la tercera edad pueden provocar lesiones, traumas, fracturas e incluso derivar en la muerte. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta de que a partir de 65 años es frecuente que se produzca una al año. A partir de 80 años la frecuencia ya es de tres veces al año. Y posteriormente son muy frecuentes, a veces de hasta 20 o 30 por año, y suelen ser graves, con fracturas, especialmente las caídas nocturnas en personas que viven solas. ¿Qué podemos hacer desde el ámbito de la prevención?

  • Ejercicios para mejorar la marcha y el equilibrio y entrenamiento funcional.
  • Práctica del taichí.
  • Evaluación de la vivienda y modificación del diseño.
  • Reducción o eliminación del consumo de psicotropos.
  • Intervenciones multifactoriales, tales como evaluaciones individuales del riesgo de caídas, seguidas de intervenciones y derivaciones médicas en función de los riesgos detectados.
  • Suplementos de vitamina D para personas con deficiencia de esta substancia.

Además de estas intervenciones, hay otras que se considera prudente implementar, aunque no estén apoyadas por un corpus de investigaciones. Este es un tema, por otra parte, que por su naturaleza es poco probable que sea objeto de estudios de calidad, ya sea ​​porque sea difícil realizar estas investigaciones o porque las intervenciones parecen tan lógicas y evidentes que no se considera necesario estudiarlas. Algunas de estas intervenciones son:

  • Cerrar las zonas peligrosas o restringir su acceso.
  • Promover políticas y normas para los parques infantiles que obliguen a que las superficies donde se juega sean blandas y que se limite la altura desde donde se puedan producir caídas.
  • Aplicar sistemas funcionales de salud y seguridad en el trabajo.
  • Usar arneses, sistemas de retención, sistemas anticaídas y andamios seguros para las personas que trabajan a cierta altura.
  • Exigir a los propietarios que habiliten debidamente las viviendas y hacer cumplir las normas de construcción.
  • Mejorar la accesibilidad del entorno y de los espacios públicos, como las aceras.
  • Garantizar que exista la debida proporción de personal para el número de internos en las residencias de personas mayores.

Las caídas son la segunda causa mundial de muerte por traumatismos involuntarios. Según los cálculos de la OMS, mueren al año 684.000 personas debido a caídas y cada año se producen 37,3 millones de caídas que requieren atención médica. Es importante educar, capacitar, crear de puesto de trabajo seguro. Concluimos con unas recomendaciones específicas de la Clínica Mayo.

  • Revisar los medicamentos.
  • Recordar las caídas previas para recordar los peligros.
  • Tener en cuenta posibles afecciones sobre el centro de gravedad del cerebro.
  • Mantener la actividad, caminar todos los días, practicar gimnasia, aquagym, caminar…
  • Utilizar zapatos cómodos (sin tacones altos).
  • Retirar obstáculos y mantener la atención al levantarse de la cama para ir a orinar y tener luces nocturnas.
  • Utilizar zapatillas antideslizantes.
  • Iluminar bien la sala de estar.
  • Prestar máxima atención en las obras públicas.
  • Usar los dispositivos de alerta de la Cruz Roja.
  • Mucha atención en la ducha y la bañera.