La Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) continúa la serie en la que recuerda a los académicos más notables de su centenaria historia con otro de sus personajes ilustres, el historiador, filólogo, periodista y crítico literario Guillermo Díaz Plaja (1909-1984). Grandes figuras de la ciencia y el pensamiento de alcance internacional que dejaron su impronta en la institución y que la actual Junta de Gobierno quiere agradecer, reconocer y reivindicar, en el convencimiento de que quien no tiene memoria, no tiene futuro. La selección de estos selectos académicos es fruto de la investigación llevada a cabo para la publicación del «Libro del Centenario» de la Real Academia, editado hace ya tres años.
Díaz Plaja fue reconocido como académico de honor de Real Academia en 1966, después de que entre 1945 y 1962 colaborase activamente con la Real Corporación y leyese en su seno el trabajo «Historia de la fantasía humana», un estudio que no aparece en su bibliografía oficial y que la Real Corporación atesora con celo. En él traza las principales líneas de trabajo que fue desarrollando en su última producción ensayística dedicada al estudio de la literatura y el pensamiento universales y la literatura comparada.
Nacido en Manresa de padre militar, Díaz Plaja estudió Filosofía y letras en la Universidad de Barcelona y se doctoró en la Universidad Complutense de Madrid bajo la tutela de otro de los prestigiosos académicos de honor de la Real Academia -también recordado en esta serie-, Ramón Menéndez Pidal. Con sólo 26 años fue reconocido con el Premio Nacional de Literatura por su «Introducción al estudio del Romanticismo español» y años después mereció el Premio Ciudad de Barcelona de ensayo por su «Viatge a l’Atlàntida i retorn a Ítaca». A lo largo de su carrera cultivó tanto la lengua castellana como la catalana de forma indistinta y desarrolló su actividad docente como catedrático del Instituto Jaume Balmes de Barcelona y profesor de la Escuela Universitaria de Estudios Empresariales de la Universidad de Barcelona, haciendo gala de sus conocimientos en campos tan diversos como la historia, la filosofía, la literatura y la economía. Asimismo, fue profesor de la Escuela Superior de Bellas Artes de San Jorge y de la Escuela de Comercio de la Diputación de Barcelona.
Entre 1939 y 1970 dirigió el Instituto del Teatro de Barcelona y desde 1966 y hasta 1970 el Instituto Nacional del Libro Español. Perteneció al Centro Superior de Investigaciones Científicas, a la Sociedad Hispánica de América, a la Real Academia Española de la Lengua y a la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, así como a otras instituciones españolas y extranjeras, además de a la actual Real Academia Europea de Doctores. Presidió la Asociación Española de Críticos Literarios y la Asociación de Escritores y Artistas Españoles en los difíciles años de la transición política española. Sus campos de trabajo se focalizaron en diversas etapas de la historia de la literatura, con destacados estudios sobre el Modernismo, el Romanticismo o el Barroco. Estudió asimismo en profundidad la obra de Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez, Ramón María del Valle Inclán y Eugenio d’Ors. Otras de sus actividades literarias se concretaron en la creación de antologías y dirección y coordinación de diversas revistas.
Cultivó también las obras autobiográficas, los análisis de la actualidad cultural, la literatura de viajes, la crítica taurina y la poesía, tanto culturalista como intimista. En su obra en catalán destacan sus estudios sobre cine y sobre las vanguardias, además de buena parte de su obra poética.