La expresidenta Dilma Rousseff clama en Barcelona por la liberación de Lula da Silva y la restitución democrática en su país
Dilma Rousseff, expresidenta de Brasil, realizó un llamamiento a la comunidad internacional para que trabaje en «el restablecimiento de la democracia» en su país y en la liberación del también expresidente Lula da Silva, encarcelado tras ser condenado por corrupción, durante su intervención, el pasado jueves, 12 de abril, en un acto celebrado por la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) en Barcelona. Rousseff pronunció el discurso «Brasil, mi experiencia como presidenta», donde repasó su mandato presidencial entre 2011 y 2016 y explicó la actual situación social y política que vive el país. La sesión contó con el apoyo de la Cátedra de Estudios Iberoamericanos de la Universidad Carlos III de Madrid.
«Hay un golpe de Estado y un preso político en Brasil. Lula fue preso porque era el favorito para volver a ganar las elecciones, pero no hemos querido forzar la situación porque no podíamos provocar un baño de sangre. No tenemos miedo, somos inocentes», declaró la expresidenta, quien denunció cómo los intereses de determinados estamentos sociales, políticos y militares están detrás de lo que consideró una manipulación de la justicia brasileña para acabar con las políticas sociales que impulsaron Lula da Silva y ella misma. «Han comprometido el poder judicial y politizado la justicia. La comunidad internacional debe verlo y hacer que vuelva la democracia a Brasil», sentenció.
Rousseff trató también de desmontar los argumentos que llevaron a su destitución por el uso indebido de fondos públicos. «En el 2008, con la crisis, no teníamos deuda con bancos extranjeros. Reducimos impuestos y conseguimos contenerla. En aquel momento, hasta el Nobel de Economía Joseph Stiglitz dijo que la crisis en Brasil estaba controlada, pero consiguieron crear una crisis política artificial. Con cuatro meses de mandato iniciaron el proceso de destitución. Nada se aprobaba en el Congreso y no pudimos realizar inversiones. Fue una gran mentira que no tuviésemos control fiscal. Me pidieron muchas veces renunciar, pero no lo hice por una cuestión democrática, no se librarían de destituirme sin ningún delito que achacarme, como finalmente hicieron», señaló.
Para la expresidenta brasileña, fue el éxito de las políticas sociales y el coto a la injusticia lo que acabó con su Gobierno. «Cuando el Partido de los Trabajadores asumió el Gobierno en Brasil estábamos en una profunda crisis, con una gran deuda al FMI. La élite política decía que no podríamos afrontar la situación. Brasil era el país con mayor desigualdad y teníamos 36 millones de personas en situación de miseria y en el mapa del hambre de la ONU. Pero paradójicamente teníamos una industria sofisticada, una intensa actividad de extracción de petróleo y una gran productividad agrícola».
El discurso de Rousseff fue respondido por el académico de número Santiago Castellà, quien elogió su papel tanto como presidenta como, ahora, portavoz de un amplio sentir de la sociedad brasileña. El académico señaló, asimismo, que este acto servía también para poner de manifiesto la vocación permanente de la RAED de acoger un «debate académico abierto y actual, de crítica intelectual, sin rehusar ni polémicas, ni complejidades, sin refugiarse en torres de marfil, ni en palacios de invierno. Dilma Rousseff es parte de la historia reciente del mundo, del presente convulso a menudo ininteligible, y del futuro que todos queremos construir desde los valores de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad entre todos las mujeres y hombres del planeta».
Unos argumentos en los que también incidió el también académico de número Joan Francesc Pont. «Rousseff fue destituida por una minucia contable. Por acudir a los bancos públicos para financiar las políticas sociales de unos fondos que luego fueron restituidos. Y la gente que salió a la calle lo hizo para protestar contra políticas de progreso. Quizá no convenía que esos millones de personas que empezaban a leer y escribir dejasen de ser mano de obra barata. Fue una rebelión realizada con juego sucio», señaló el académico.
La sesión estuvo conducida y moderado por el también académico numerario y presidente del Instituto de Investigaciones Interdisciplinarias de la RAED José Ramón Calvo. A su conclusión, el presidente de la Junta de Gobierno de la RAED, Alfredo Rocafort, impuso a Rousseff la Medalla del Centenario de la institución.
Vídeo del acto