Jorge Molinero, doctor ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, ingresó como académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) durante una solemne sesión que se celebró en la Sala de Actos de Fomento del Trabajo, sede a su vez de la Real Corporación, el pasado 10 de enero. El acto pudo seguirse tanto de forma presencial como en streaming a través el canal de YouTube de la RAED, donde puede visionarse. El recipiendario leyó el discurso de ingreso «La tentación del catastrofismo», en el que explicó con un ameno relato numerosas lecturas pesimistas del futuro que se han realizado a lo largo de la historia. Le respondió en nombre de la RAED el académico de número Pablo Ignacio de Dalmases.
«La predicción de los más reputados expertos, científicos e intelectuales publicada por ‘The Times’ en 1894 pronosticaba una distopía en la que las ciudades serían lugares inhabitables por culpa del estiércol equino. No obstante, lo que sucedió fue que tres décadas después apenas quedaban caballos en las ciudades y los automóviles circulaban como si siempre hubieran estado ahí. A lo largo del siglo XX, Nueva York multiplicó por seis su población sin que nadie pisara una boñiga. Los expertos erraron en sus pronósticos estrepitosamente porque cayeron en la tentación del catastrofismo, una tendencia del pensamiento humano que acostumbra a fracasar porque omite en sus razonamientos un aspecto fundamental que no es otro que la colosal capacidad de adaptación de la especie humana, que cuenta con la poderosa herramienta de lo que hoy en día se conoce como la innovación», inició Molinero su intervención.
El recipiendario abordó las hoy desconocidas y a menudo estrambóticas teorías del pico de Hubbert, la cronología de Ussher, la teoría del catastrofismo de Cuvier o la teoría de Malthus sobre el crecimiento de la población y la escasez de recursos y analizó la influencia de estas teorías en la opinión pública contemporánea, reforzando la tendencia humana hacia el pensamiento catastrofista, que atribuyó a sesgos cognitivos. En la misma línea, Molinero se refirió al discurso catastrofista relacionado con el cambio climático, criticando la exageración de las predicciones sin negar las evidencias, aunque abogando por un enfoque más racional. El experto pidió rebajar la sobreactuación catastrofista sobre el cambio climático y concentrarse en trabajar en la transición energética y la justicia climática, que consideró la nueva cara de la justicia social.
Molinero citó como grandes muestras del catastrofismo contemporáneo la hambruna global definitiva de los años 60 del siglo XX, la nueva edad del hielo de los 70, el agujero en la capa de ozono de los 90, el holocausto nuclear siempre pendiendo de un hilo durante la Guerra Fría, el desempleo mundial masivo por culpa de los avances tecnológicos vaticinado durante el cambio de siglo y el mundo dominado por las inteligencias artificiales que convertirán a los humanos en meros esclavos de los algoritmos al que tanto se apela actualmente. «Una sucesión interminable de catástrofes globales enunciadas en muchos casos por prestigiosos profesores y científicos de probada capacidad e inteligencia que, no obstante, jamás se han cumplido y, muy probablemente, nunca sucederán, pero que, sin embargo, no dejan de ser imaginadas y anunciadas por doquier. La ciencia psiquiátrica nos dice que nuestro cerebro está especialmente adaptado para detectar amenazas y, por eso, tiende siempre a imaginar el peor de los casos», concluyó.
El nuevo académico ha sido profesor en la Escuela de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad de A Coruña, en la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Santiago de Compostela y en la Escuela de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Cataluña. Durante su etapa académica, fue investigador visitante en la Universidad de Florida, en el Instituto Real de Tecnología de Estocolmo y en la Universidad de Gotemburgo. Ha sido presidente del Grupo Español de la Asociación Internacional de Hidrogeólogos, Premio Alfons Bayó para jóvenes investigadores y Premio Carlos Ruiz Celaá, otorgado por la Asociación Nacional de Ingenieros de Minas en reconocimiento a su contribución al conocimiento hidrogeológico. En el ámbito literario, Molinero es autor de las novelas «Toda la muerte para dormir», «La enfermera del desierto» y «Nómadas».