Joaquín Callabed, presidente del Club de Pediatría Social, académico correspondiente de la Real Academia de Medicina de Cataluña y académico de número y vicepresidente de la Sección de Ciencias de la Salud de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), comparte con la comunidad académica los artículos «Las enseñanzas de Esculapio en Empúries» y «Tras los pasos de Atenea», en los que retoma su pasión por la Antigüedad Clásica, que ha publicado en las secciones «Lectores expertos» y «Lectores corresponsales», respectivamente, de la edición digital del diario «La Vanguardia» los pasados 2 y 7 de octubre. El académico forma parte activa de la comunidad de lectores del diario y ha protagonizado varias entrevistas.
En «Las enseñanzas de Esculapio en Empúries», Callabed evoca el nacimiento de la Medicina como ciencia en la Antigua Grecia, representada desde entonces por el dios presente en el yacimiento catalán. «El yacimiento de Empúries recuperó parte de la historia mediante la rehabilitación y museización del ágora y la estoa de la ciudad griega del siglo II a.C., las únicas que existen en la península ibérica. Los templos estaban constituidos por un grupo de edificios, patios, alamedas y baños. En el centro estaba el templo de Esculapio adornado con obras de arte y otros tesoros. Al lado, el abaton, donde los peregrinos se retiraban para ser visitados por el dios en sueños. El templo de Epidauro contaba con un magnífico teatro al aire libre y un estadio destinado a competiciones deportivas. La terapéutica se basaba en sugestión e interpretación de los sueños, curas físicas y climáticas, purificaciones y dietéticas. Se practicaba una buena medicina psicosomática», explica.
El académico rememora las principales figuras de la filosofía y la medicina griegas, como Pitágoras, Alcmeón de Crotona, Empédocles de Agrigento, Demócrito de Abdera o Sócrates. Asimismo, explica el significado de Esculapio -o Asclepio– en la tradición clásica. «Era considerado como una especie de médico familiar sobrenatural; lo íntimo de su relación con los fieles y su carácter bondadoso no compartido por ningún otro dios de la mitología es, posiblemente, la razón de la supervivencia del culto. Los padres de la Iglesia Cristiana consideraban a Esculapio como el rival más serio de Jesucristo. El gran Sófocles le dedicó un himno. Las últimas palabras de Sócrates también fueron para él. Numerosos emperadores como Alejandro Magno, Marco Aurelio y Juliano eran fieles de Asclepio. En su templo ninguna persona fue rechazada, siendo la pureza de pensamiento el único requisito», explica.
Por otra parte, en «Tras los pasos de Atenea», el presidente del Club de Pediatría Social comparte con el lector una reciente visita a Atenas con tanta pasión como erudición. «El aire al pie de la Acrópolis tiene sensaciones nuevas. Me trae recuerdos de París. Tiene una extraña seducción. Paseando por Ermon hasta la Acrópolis se llega a Monastraki con bellas sorpresas de templos bizantinos y un mercado multicolor, cálido y variopinto. Hay vendedores ambulantes de pistachos, cerezas y albaricoques. Mi vista recorre el templo de Hefaistos y el Ágora Romana. Acrópolis, Prepileos, Erection, Partenón y un bello museo que no recordaba de viajes anteriores con una deliciosa Atenea pensante», evoca el académico.