“El 91% de la mortalidad en España se debe ya a enfermedades crónicas, muchas de ellas prevenibles”
Francisco Javier Llovera y Juan Manuel Soriano, académicos de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), inciden en la necesidad de reorganizar el sector sanitario, desde la gestión de los centros de salud al modelo administrativo, para mejorar su servicio y atención al paciente y optimizar sus recursos. En la ponencia “La organización hospitalaria, factor de eficiencia”, elaborada junto a Lluís Asmarats, vicepresidente de la Asociación España Salud, los facultativos repasan la situación del sistema sanitario español y apuntan las directrices que podrían seguirse para optimizar sus servicios y reducir sus costes.
“El sistema público de salud presenta en España un déficit acumulado superior a los 15.000 millones de euros. Pese a los diferentes planteamientos realizados por parte de sucesivos gobiernos no se ha conseguido rebajar esta cifra, que convierte al Sistema Nacional de Salud en una rémora para las finanzas públicas y para el propio sistema asistencial”, inician los tres investigadores su reflexión.
Se trata de un punto de partida difícil al que se suma el reto de una sociedad envejecida que cada vez requiere una mayor atención sanitaria. Si el modelo sigue siendo el mismo, esta deuda histórica incrementará de forma exponencial, reflexionan. “El mayor reto organizativo y económico de esta década va a ser dar respuesta a una de las mayores tasas de envejecimiento y cronicidad de Europa. El 91% de la mortalidad en nuestro país se debe ya a enfermedades crónicas, muchas de ellas prevenibles. Ante esta realidad cobra especial sentido una organización eficiente del sistema para acometer este reto, uno de los más importantes planteados en nuestro sistema sanitario”, aseguran.
Tomando los hospitales o centros asistenciales como punta de lanza del modelo sanitario, el punto de partida pasa por su organización, consideran. Empezando por la gestión de su personal, Llovera, Soriano y Asmarats piden un modelo de trabajo donde exista la plena confianza entre responsables y subordinados, la interdependencia y responsabilidad compartidas, la participación y responsabilidad multigrupal y un sistema de resolución de conflictos donde prime la negociación. Todo ello, argumentan, influye decisivamente en la calidad de la atención y la gestión de recursos.
Unos parámetros que a día de hoy funcionan mejor en el sector privado que el público. “Identificar los problemas estructurales, así como las dificultades alrededor del sistema determinan un grado de eficiencia organizativa de la sanidad pública netamente inferior a la privada, de ahí que el sistema público deba identificar los aspectos del sistema sanitario privado que posibilitan unos índices de mejora organizativa en relación al otro sistema de carácter público”, indican. Asimismo, los investigadores invitan al estudio de los sistemas organizativos de otros países “para conocer herramientas de eficiencia empleadas y que pudieran ser incorporadas al sistema nacional”.
Por otro lado está el papel del médico, al que se le implica sin el rigor necesario en la gestión de los recursos. “Tradicionalmente al médico se le asignaba como principales funciones la docencia, la asistencial y la investigación. Sin embargo, desde hace unos pocos años se le ha añadido una cuarta pata, que es la gestión, pero no sólo en el sentido de dirigir un hospital, sino la gestión de su tiempo y la toma de decisiones que tienen un impacto económico”, explican, exigiendo la profesionalización de estas labores con un criterio de eficacia.
Por último, los tres facultativos destacan el papel fundamental que puede ejercer en el sistema de sanidad pública el denominado Big Data. “Hacer un uso inteligente de los datos clínicos es crucial para la sostenibilidad y la calidad del sistema. Y en ello, los sistemas de información integrados juegan un papel fundamental. La tecnología Big Data en la sanidad ha llegado para salvar vidas”, afirman.