Joaquín Callabed, presidente del Club de Pediatría Social, académico correspondiente de la Real Academia de Medicina de Cataluña y académico de número y vicepresidente de la Sección de Ciencias de la Salud de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), aborda destacados aspectos de la pediatría social y su evolución como especialidad médica en los artículos «La pediatría cambiante del siglo XXI» y «El mentor para prevenir el abandono escolar», publicados los pasados 7 y 13 de febrero en la sección «Lectores expertos» de la edición digital del diario «La Vanguardia», de cuya comunidad de lectores forma parte activa.
En «La pediatría cambiante del siglo XXI», el experto recupera el discurso de apertura del actual curso académico de la Real Academia de Medicina de Cataluña, que debía ser leído por el académico recientemente desaparecido Manuel Cruz Hernández, referente en la pediatría española, y fue finalmente presentado por su hija, Ofelia Cruz Martínez. Un texto que señalaba cómo la atención al adolescente no solo atañe al pediatra, sino que hay que tener en cuenta a la familia y el entorno.
«Fue un brillante discurso que terminó de escribir una semana antes de su adiós definitivo. Concedió gran importancia al estudio y atención del adolescente en su esfera biopsicosocial como uno de los grandes retos de la pediatría del siglo XXI, con escasa atención por parte de las autoridades sanitarias. Al ser la adolescencia una especialidad moderna y no perfectamente estructurada y encajada en el sistema sanitario, es preciso un esfuerzo. Y también unos conocimientos por parte del pediatra para acceder al mundo del adolescente en sus vertientes biológica, psicológica y social, sabiendo que la vertiente psicosocial es la prevalente en este período de la vida», explica el presidente del Club de Pediatría Social haciéndose eco y suscribiendo las palabras del malogrado orador.
Por su parte, en «El mentor para prevenir el abandono escolar», el académico incide en la misma idea: es necesaria la buena colaboración entre los padres, maestros, psicólogos y otros miembros de la comunidad para acompañar al adolescente en su día a día. «El abandono de los estudios durante la adolescencia es un problema serio, que no debe ser minimizado y que nos afecta seriamente en nuestro medio. No sólo afecta a enseñanza, aunque quizá sea el departamento que más directamente lo sufre, además implica a la sanidad, pues un porcentaje elevado de adolescentes que desean abandonar sufren algún tipo de trastorno mental. También es un problema social, pues a la sociedad se irán incorporando estos adolescentes sin formación. Por tanto, desde estos tres departamentos hay que ayudar a los adolescentes a afrontar y resolver las situaciones o problemas que le puedan llevar a tomar la decisión de abandonar su formación», considera Callabed.
En este punto, la figura de un mentor, mediador o defensor del alumno puede resultar capital para fomentar y favorecer el diálogo y facilitar la comprensión entre padres, profesores y alumnos. «Cuando un profesor prevé un posible abandono de estudios por parte de un alumno, se recomienda que éste disponga de la figura de un mentor o defensor. Conviene que sea un adulto con quien tenga el alumno una relación más estrecha, pues si no sería algo difícil que su intervención fuera eficaz», explica el académico exponiendo de forma esquemática las funciones que debería tener esta importante figura.