
Fernando Ónega
Fernando Ónega, reconocido periodista, presidente del portal especializado 65ymás y académico de honor de la Real Academia Europea de Doctores (RAED), comparte con la comunidad académica sus últimos artículos publicados en la sección de Política del diario «La Vanguardia» entre los pasados 21 de marzo y 4 de abril, en los que analiza la actualidad española e internacional. Se trata, en concreto, de «Al borde de la alarma democrática», «Tratad de entender a Pedro», «El nido, ese milagro» y «Sánchez-Trump, el duelo del siglo». Jefe de prensa de la Presidencia del Gobierno durante el mandato de Adolfo Suárez y autor de buena parte de sus discursos, Ónega ha trabajado en distintos medios escritos y audiovisuales. En la radio, inauguró el género radiofónico de la tribuna política en plena transición en el programa «Hora 25» de la Cadena Ser. Después ha sido director de informativos de la misma cadena, así como de la Cadena Cope, además de director general de Onda Cero. En esta misma emisora, colaboró con Luis del Olmo y con Carlos Herrera. En prensa escrita publicó su primer artículo a los 13 años en «La Noche» de Santiago de Compostela. Dos años después ya firmaba una página semanal y hacía entrevistas en «El Progreso» de Lugo. Dirigió el diario «Ya», fundó el confidencial y la agencia «Off the record» y actualmente es columnista en los diarios «La Vanguardia» y «La Voz de Galicia». En televisión, fue director de varios programas en Televisión Española, así como director de relaciones externas de la cadena pública. También presentó los espacios informativos de Telecinco y Antena3. Es autor de diversos libros, entre los que destacan «El termómetro de la vida», «Puedo prometer y prometo», «Juan Carlos I» y «Qué nos ha pasado, España». A lo largo de su trayectoria también ha recibido más de un centenar de galardones.
En «Al borde de la alarma democrática», el académico se muestra muy crítico con la actitud del Gobierno en su gestión del día a día parlamentario, poniendo en riesgo, a su entender, la normalidad democrática. «El Gobierno está dispuesto a incumplir la Constitución, negándose a presentar los presupuestos. En una democracia parlamentaria hay que exigir que el Parlamento se pronuncie sobre la política de defensa, nada menos. Y el señor presidente hace una exhibición de soberbia y manipulación al negarse a explicar (o negar) las maniobras de su Gobierno para dominar un medio informativo. Desde su prodigioso sentido de la chanza, su disposición al escarnio del adversario, su concepción de la política como contienda permanente y su creciente prepotencia, don Pedro Sánchez se acaba de cargar, de momento, el que fue un invento decente: las sesiones de control», considera.
Por su parte, en «Tratad de entender a Pedro», el analista aborda una tensión política que se sitúa por el interés real de los ciudadanos y un contexto internacional que requiere intervenciones que no llegan. «El momento es uno de los más graves desde la Segunda Guerra Mundial. Grave, contradictorio y con perfiles cómicos y chuscos. La gravedad procede de los términos bélicos usados y del miedo instalado en muchos países. La contradicción, la habitual de esta crónica: España vive en la euforia económica, con el mayor crecimiento de la Unión Europea (3,2% el año pasado), pero mucha opinión pública y publicada ve un desastre de país. Lo cómico, lo que el miércoles se oyó en el Congreso: Sánchez no encuentra la forma de aprobar los presupuestos de este año, pero no pasa nada: detrás del 2025, vendrá el 2026. Y lo chusco, esos miembros del Gobierno que se disponen a votar contra el Gobierno», detalla.

Hemiciclo del Congreso de los Diputados. Ministerio de la Presidencia. Gobierno de España
En «El nido, ese milagro», Ónega se maravilla por la permanencia de la naturaleza, en estado puro, por encima de las desgracias causadas tanto por propias causas naturales como por la acción destructiva del ser humano, con los nidos de las aves como paradigma. «Son tiempos de destrucción. Lees los periódicos, enciendes el televisor y, cuando no es una DANA, es un terremoto. Y cuando no es un terremoto, es una bomba. Y cuando no es una bomba, es un accidente, qué más da. Los fenómenos destructivos se diferencian por sus daños y la maldad de quienes los provocan. Si en el futuro sobrevive algún historiador, quizá bautice esta época como el ciclo de la tormenta perfecta, en el que se juntó todo, el cabreo de la naturaleza, los expansionistas que destrozan los derechos y libertades de miles de millones de personas… La destrucción se ve y se fotografía y una de las imágenes más repetidas es la del antes y el después. Antes, los paisajes que desde el espacio se veían sanos. Después, dolorosas heridas entre las arrugas de la vieja Tierra. ¿Pero saben lo que el escribidor admira de verdad? ¡La arquitectura de esos nidos! El viento derriba muros y techos, hunde barcos, condiciona el vuelo de los aviones, mientras el humildísimo hogar de la paloma, la urraca, el pinzón o el ruiseñor resiste heroicamente la tempestad», reflexiona.
Finalmente, en «Sánchez-Trump, el duelo del siglo», analiza con sorna la habilidad de presidente del Gobierno español para tratar de convencer a la ciudadanía con un discurso tan simplista como efectivo. «A la lista de tragedias que hasta ahora alegaba para presumir de eficacia (pandemia, volcán, DANA, guerras, que todo ha pasado en su mandato), ahora añade los aranceles, última prueba para estadistas, consolidados o meritorios. Si alguna vez Pedro Sánchez presumió de habilidad para hacer de la necesidad virtud, ahora lo vuelve a hacer y aprovecha la ocasión para intentar convencernos de que podemos confiar en él para salir del callejón con la cabeza alta y la cartera decentemente salvada», concluye.