La Junta de Gobierno de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), en nombre de toda la comunidad académica, se suma al dolor de los familiares y allegados de Santiago Ripol Girona, reconocido oncólogo, académico emérito y miembro del Senado de la RAED, de la que llegó a ser tesorero. El recordado académico falleció el pasado 22 de noviembre en Barcelona a los 91 años.
Ripol Girona se licenció y doctoró en Medicina en la Universidad de Barcelona con el Premio Extraordinario de Doctorado y se especializó en oncología para convertirse en uno de los pioneros en España en los campos de la electrorradiología y la medicina nuclear, ampliando para ellos su formación en instituciones punteras del Reino Unido, Francia y Austria. «Desde los inicios de mi actividad como médico tuve especial interés en conocer los protocolos y los avances que se experimentaban en instituciones extranjeras de reconocido prestigio. La asistencia a congresos internacionales de la especialidad me permitió tener contacto con los trabajos e investigaciones que se llevan a cabo en esos centros», recordaba el propio académico esbozando su trayectoria profesional e investigadora para la Academia.
Académico también de la Real Academia de Medicina de Cataluña y miembro de una saga de reconocidos facultativos, Ripol Girona publicó a lo largo de su vasta carrera trabajos de referencia en su materia como «Subdivisión en servicios de la especialidad de radiología hospitalaria» (1972), «Situación de la terapéutica física entre las ciencias» (1977), «Boceto histórico de la terapéutica física» (1978), «Situación de la radioterapia entre las especialidades oncológicas» (1980), «La radioteràpia a Catalunya i a la resta d’Espanya» (1980), «Organización del servicio de radioterapia en un hospital general» (1980), «Integración del departamento de radioterapia en la gestión hospitalaria» (1990) o «Estudio comparativo entre la medicina social pública y la medicina social privada en sus vertientes asistenciales, políticas, sociales y económicas» (1992), entre otros. Es reconocido también como el mentor de una gran generación de oncólogos españoles.
«Podría decirse que he sido testigo y protagonista de la historia, desde aquella lejana radioterapia de ortovoltaje (no tan lejana en el tiempo, pero sí en el concepto) y la dosimetría ‘dibujada’ a partir de radiografías en proyecciones diversas (que no era exacta, desde luego, pero tampoco tan inexacta como podría parecernos ahora), conocí la cobaltoterapia, que en su día pareció un avance enorme, y el principio de la alta energía, con los aceleradores que actualmente han alcanzado un alto grado de potencia y sofisticación. Durante mi labor en el Hospital de la Esperanza tuve ocasión de trabajar con un betatrón, el primero de su clase que funcionó en Barcelona. Después, los aceleradores lineales han demostrado más eficiencia», concluía el propio Ripol Girona el resumen de su trayectoria profesional.