Alfredo Rocafort, catedrático de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad de Barcelona, miembro de la Junta de Gobierno de la Fundación Independiente, académico de número de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras y académico de número y presidente de la Junta de Gobierno de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), ingresó el pasado 18 de mayo como académico correspondiente en Barcelona de la Academia de Ciencias, Ingenierías y Humanidades de Lanzarote durante una solemne sesión que se celebró en el Hotel Lancelot Playa de Arrecife. El recipiendario leyó el discurso de ingreso «La globalización: amenazas y oportunidades», en el que reflexionó sobre los retos de la nueva era que ha dejado la pandemia.
«Durante el siglo pasado y en la actualidad, los españoles han mantenido la idea de que España es el problema y Europa la solución. Sin embargo, las crisis financieras han demostrado que esta perspectiva puede aplicarse a todos los países europeos. Las instituciones europeas tampoco han podido hacer frente a los desafíos de la globalización desregulada e incontrolada, y esto ha llevado a un fracaso generalizado en la gestión de las crisis financieras. Para abordar estos problemas, es necesario que los europeos se unan más y fortalezcan la Unión Europea. Si somos conscientes de lo que está sucediendo en el mundo, podemos ver claramente hacia dónde se dirige la humanidad», inició el académico su reflexión.
Para Rocafort, la globalización representa el mayor desafío al que se enfrenta la sociedad actual, ya que si las personas ya se sitúan por encima de las naciones, que considera entidades jurídicas en vías de extinción, la educación, la política, los intereses y los idiomas han creado diferencias y en muchos casos se ha convertido en una nueva frontera. «La Unión Europea avanza con demasiada lentitud y no está a la altura del ritmo de la sociedad actual, lo que la está haciendo a muchos ciudadanos perder el tren de la globalización», consideró.
El presidente de la RAED analizó este fenómeno de la globalización desde su concepción europea, destacando la influencia de la invasión rusa de Ucrania y la salida del Reino Unido de la Unión Europea, destacando la necesidad de mecanismos de regulación global para la globalización del comercio y las finanzas y el alarmante incremento de la pobreza, la exclusión y la desigualdad que se está dando a raíz de la pandemia. Por último, destacó la necesidad de fomentar esa Europa humanista que la propia Academia impulsa con su apoyo a un Estatuto de Ciudadanía europea en su decidida apuesta europeísta.
«El ciudadano debe estar en el centro de la Unión Europea y su bienestar debe ser una prioridad en todas las decisiones y acuerdos que se tomen. Es fundamental avanzar en la profundización de la integración, no solo en términos económicos, sino también en términos políticos y sociales, para garantizar la legitimidad de las decisiones y la participación ciudadana. Además, se debe trabajar en la eliminación de las barreras y prejuicios que aún existen entre los ciudadanos de diferentes países de la Unión. Es necesario fomentar un sentimiento de pertenencia común y una verdadera solidaridad entre las personas, independientemente de su origen o nacionalidad. El Estatuto de la Ciudadanía de la Unión Europea es un hito importante en la construcción de una identidad europea común y en la garantía de los derechos y deberes de los ciudadanos europeos. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer para lograr una verdadera integración europea en términos políticos y sociales», concluyó Rocafort.