Pedro Nueno
Titular de la Cátedra Fundación Bertrán de Iniciativa Empresarial de la Escuela de Negocios IESE
P
residente de la Escuela de Negocios Internacional China-Europa
A
cadémico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)

Artículo publicado en La Vanguardia (15 de marzo de 2020)

En enero, en China ya se hablaba de una cierta infección de gripe, me acuerdo que alguien me lo dijo, pero nadie se esperaba lo que ha pasado. Esto ha tenido quizás un cierto exceso de impacto mediático. Muchos, la mayoría, de los fallecidos por el coronavirus son personas mayores, más allá de los 65 años. Es cierto que la esperanza de vida crece a gran velocidad y que la gente se mantiene en buena forma física y mental y tenemos excelentes altos directivos, inversores, empresarios, profesionales, con más de 80 años y haciéndolo muy bien. Pero algún día nos hemos de morir y los años van quitando capacidad de reaccionar frente a intervenciones quirúrgicas, enfermedades, o fallos de nuestro organismo.

Seguro que alguien está investigando por qué el coronavirus apareció en China, en la ciudad de Wuhan, con una capacidad extraordinaria de pasar de una persona a otra. Pero la gestión del Gobierno ha sido ejemplar en China y la gente está acostumbrada a cumplir las órdenes que da el Gobierno. Cuando este dijo que había que quedarse en casa, las calles estaban desiertas. La gente salía brevemente a comprar comida y se encerraba de nuevo en casa. Cuando se autorizó a volver al trabajo pero sin reuniones y manteniendo distancias, algunos colegas chinos de mi escuela allí me explicaban cómo se organizaban para mantener distancias pero al mismo tiempo poder ofrecer contenidos por Internet a los alumnos, en parte contenidos que ya estaban disponibles y otros que fueron producidos con rapidez por profesores. Es evidente, sin embargo, que el teletrabajo es razonablemente posible en el mundo de la educación, pero no podemos pensar en teletrabajo fabricando automóviles, transportando paquetes en furgonetas, interviniendo quirúrgicamente a alguien que necesita la reparación de una válvula de su corazón, o construyendo un edificio.

Pedro Nueno

Dr. Pedro Nueno

Hemos hablado de la disciplina de los chinos pero es cierto que en cuanto se supo que podía haber el problema, algunos, sobre todo entre los más ricos, se fueron de China. Uno me llamó desde Nueva York y me dijo que se había ido con su avión privado con su esposa, sus hijos y sus padres. Me dijo también que estaba consiguiendo enviar mascarillas a China desde Nueva York. En Nueva York hay una importante comunidad china que sin duda acogió a algunos de los que se escaparon del problema en sus inicios, antes de que en China dificultasen esas salidas. En Italia el problema fue mucho mayor porque no se respetó la petición de quedarse en casa y los italianos salieron masivamente del contaminado norte de Italia hacia el sur y hacia otros países, facilitando de esta forma a los virus viajar con ellos.

Uno de los aspectos positivos de todo esto es que para los políticos el problema del coronavirus está siendo una gran oportunidad. Los políticos han de tomar decisiones importantes que los ponen en el escenario como grandes gestores (cerrar colegios, cancelar eventos importantes, como las fallas de Valencia), pero que no pueden tener la oposición de otros políticos así que, de repente, los otros políticos que siempre les llevan la contraria, han desaparecido. Gastan dinero como un gesto de generosidad hacia los damnificados, o los que tienen el riesgo, e irremediablemente irá incrementando la deuda que en su día llevará a subir los impuestos porque no tenemos otra solución. Hasta Donald Trump sigue el modelo.

En fin, hemos exagerado un poco toda esta situación, pero cuidémonos y si notamos que podemos tener más virus de la cuenta, vayamos con rapidez a un sitio donde nos puedan atender (estamos preparados, hay teléfonos que informan). Lo que veremos seguramente en China es una reacción agresiva para recuperar la economía en cuanto el coronavirus desaparezca. Pensemos también en ser emprendedores y recuperar a tope todo lo que habíamos conseguido. Acabo de hablar con un colega de mi escuela de China y me dice que ya hay atascos de coches. Recuperada la normalidad.