El historiador mexicano Enrique Sada, colaborador de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), reflexiona sobre el polémico proceso electoral que se ha vivido en la reciente cita para designar a los gobernadores de diferentes estados mexicanos en el artículo «Sobre la última (narco) elección de Estado», publicado en el portal especializado Código Libre el pasado 1o de junio. Varios de los cargos electos serán integrados en el Gobierno federal para diversas funciones de representación, pese a pertenecer a otros partidos.
«Como era de esperar, tras los resultados de las elecciones del 5 de junio, el presidente anunció que considera integrar a su gobierno a los gobernadores priistas de Oaxaca, Quintana Roo e Hidalgo para el servicio exterior o en su gabinete. Sin embargo, pese a que los números preliminares dejaron al partido gubernamental con cuatro nuevas gubernaturas, los resultados son descritos por la oposición como un triunfo por haberse enfrentado a una elección de Estado donde el clientelismo de los programas sociales y la aparición del crimen organizado como promotor del voto en favor del gobierno se mostraron sin máscaras», inicia su artículo Sada.
Para el historiador, el proceso no solo ha estado salpicado por la sospecha y la violencia del narcotráfico, sino que no contaría con garantías democráticas y se suma a lo que considera la derrota del régimen en la reciente consulta que el presidente, Andrés Manuel López Obrador, realizó para revocación de mandato, que no contó con la participación del 40% del padrón para hacerla vinculante. Un asunto al que ya dedicó el artículo «Un presidente pequeño», recogido por la Academia.
El historiador considera que el actual reto de la oposición y la sociedad mexicanas no es solo sacar al partido de Gobierno del poder, sino «haber aprendido por qué llegó al poder y presentar un proyecto de nación para todos los mexicanos, donde se salve al país del desastre de este sexenio y se establezcan las bases para impedir que una tragedia similar vuelva a repetirse en el futuro». Sada considera que está en juego el futuro y la credibilidad de México, además de que el narcotráfico no se convierta en un elemento de poder mafioso y violento.