Antonio Durán-Sindreu
Director del Máster en Fiscalidad de la Barcelona School of Management de la Universidad Pompeu Fabra y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)
Artículo publicado en el diario «La Vanguardia» el 5 de enero de 2022
Antonio Durán-Sindreu, director del Máster en Fiscalidad de la Barcelona School of Management de la Universidad Pompeu Fabra y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) reflexiona sobre la presión fiscal y el incumplimiento de las obligaciones fiscales por parte de muchos contribuyentes en el artículo «Legitimación del cumplimiento fiscal», publicado en el diario «La Vanguardia» el pasado 5 de enero y que firma junto al también experto en la materia Guillem López-Casasnovas.
«La Hacienda española necesita cuadrar, con nuevos ingresos fiscales, el gasto que le dejará de resultar gratis, hoy sufragado desde la Unión Europea. La tentación fácil es intentarlo haciendo más de lo mismo: rascar las cuentas de los que ya pagan y de muchos profesionales y autónomos en particular. Siempre habrá un gestor de la administración tributaria que, con la normativa actual, encontrará alguna forma de incumplimiento normativo, tal es la complejidad fiscal, para levantar unos recursos adicionales», inician los dos autores su reflexión.
Para Durán-Sindreu y López-Casasnovas, presionar más al contribuyente supone un agravio, ya que a diferencia de quien monta una empresa y paga por beneficios, en el IRPF se paga por ingresos y no se puede restar buena parte de los gastos necesarios para obtenerlos. Por otro lado, los dos expertos consideran que suele ser tan complicado lo que pide la administración tributaria, exigente también en los trámites e incierta en la interpretación, que provoca que muchos acaben incumpliendo simplemente por desistimiento. «Se hace lo que entiende y ‘si no es eso ya lo dirán’. Una exposición a la inspección que, a falta de equidad en el trato del acta de acuerdo, puede resultar bastante cara», señalan.
«Es imposible hoy evitar, a la vista de la lista de morosos, delitos fiscales reconocidos pero prescritos, limbo judicial del emérito y otros prohombres a quien diferentes gobiernos les han reído las gracias, sentir la injusticia de un sistema tributario que no persigue lo bastante la falta de ejemplaridad, la elusión y el fraude de los poderosos, para centrarse en el pobre contribuyente fastidiado por la crisis y que navega en el mar de la complejidad jurídica con inseguridad interpretativa», consideran Durán-Sindreu y López-Casasnovas.