
Esther Subirá, catedrática de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona, vocal de la Junta de Gobierno del Colegio de Economistas de Cataluña y académica de número y miembro de la Junta de Gobierno de la Real Academia Europea de Doctores (RAED), protagonizó el pasado 6 de octubre la última sesión del Aula Telemática de la Academia de Ciencias, Ingenierías y Humanidades de Lanzarote, de la que es académica correspondiente, con la conferencia «De la pirámide al cilindro: longevidad y exclusión, la paradoja del edadismo«. La sesión fue presentada y moderada por José Ramón Calvo, académico correspondiente de la Real Academia de Medicina del País Vasco, académico de número y presidente del Instituto de Cooperación Internacional de la RAED y, a su vez, vicepresidente de la Academia de Lanzarote.
La ponente abordó el reto que afrontan las sociedades occidentales, deteniéndose específicamente en la española, ante el envejecimiento continuo e imparable de la población, vinculado con el incremento de la esperanza de vida. De entrada, Subirá presentó las pirámides poblacionales de los cinco continentes y la evolución de la pirámide poblacional mundial, con su evolución desde 1950 y su proyección al año 2100. La conclusión, sumamente gráfica, es que hoy en día solo son pirámides las de la población africana y la mundial de hace medio siglo, ya que todas las otras han evolucionado hacia la forma de cilindro. Un nuevo gráfico más que evidente en su nueva forma en la proyección de finales del siglo XXI. «Este es el retrato demográfico y taparse los ojos no hará que desaparezca. Entenderlo, por el contrario, es el primer paso para actuar», consideró.
Para la académica, esta evolución demográfica viene acompañada de un cambio de consideración hacia la población mayor. «Hemos pasado de la sabiduría a la molestia», señaló en referencia a la vejez, para citar ejemplos sobre la evolución de estas valoraciones acerca de los mayores a lo largo de la historia. Al alcanzar ya el siglo XX, la experta citó diversos autores que, con sus aportaciones, han hecho evolucionar este concepto para convertirlo en lo que hoy en día se conoce. En este sentido, se refirió al biólogo Iliá Méchnikov, que sentó las bases a principios de siglo de lo que se conoce por gerontología y fue pionero en promover una vejez activa; el pedagogo Émile Durkheim, quien definió las estructuras sociales; el neurólogo Sigmund Freud, en tanto que pionero en el estudio de la elasticidad mental y la evolución del cerebro a lo largo de los años; el historiador Peter Laslett, quien analizó el concepto de tercera edad a la luz de sus implicaciones sociales y culturales; la psicóloga Bernice Neugarten, por su diferenciación entre edad cronológica y edad funcional, o el psiquiatra Robert Butler, quien definió el edadismo como una nueva forma de discriminación sistemática y un estigma cultural para las personas mayores.

Dra. Esther Subirá
En cuanto al análisis específico de la evolución biológica y cognitiva, Subirá se detuvo en los psicólogos Raymond Cattell y John L. Horn, autores de los conceptos de inteligencia fluida, que implica la capacidad de resolver nuevos problemas y adaptarse a situaciones desconocidas, e inteligencia cristalizada, referida a la acumulación de conocimientos y habilidades a lo largo del tiempo. Así como en otros dos psicólogos clave para analizar la influencia que una población envejecida puede tener en la sociedad desde el conocimiento: John B. Carroll y Kevin McGrew, cuyos estudios sobre la inteligencia muestran que la acumulación de conocimiento hacen que las capacidades cognitivas se enriquezcan con la edad. En lo referido a un enfoque sistémico y económico, la académica concluyó presentando a autores como los biólogos Leonard Hayflick y Paul Moorhead, por sus estudios sobre el falso mito de la inmortalidad de las células y el anhelo de una juventud eterna como único modelo de productividad; la psicóloga Laura Carstensen, con su propuesta de una reformulación cultural de la longevidad; el economista Axel Börsch-Supan, para quien el envejecimiento no debe de ser una carga económica para la sociedad; el sociólogo Serge Guérin, con su formulación de una cultura de envejecimiento activo, inclusivo y participativo, y la psicóloga Lynda Graton y el economista Andrew J. Scott, para quienes la actual esperanza de vida requiere una nueva definición del modelo económico de trabajo y ocio.
Por último, la ponente expuso el reto que supone lo que ya se conoce como cuarta edad: la de la dependencia avanzada, la cronificación de enfermedades a menudo incapacitantes y el declive cognitivo, hoy en día muy diferente de esa tercera edad del retiro, la autonomía y la realización. «El reto actual supone alargar lo máximo posible la tercera edad para constreñir al máximo esa etapa final de dependencia absoluta», consideró. Un reto que viene acompañado del crecimiento de la esperanza de vida, por más que los últimos estudios consideren que la barrera de los 100 años resulte aún infranqueable; de las variables de la denominada tasa de dependencia, que si bien es senil en el caso de países como Japón, es básicamente juvenil en los países europeos, y de la reformulación de los sistemas de pensiones, sanitario y laboral para adaptarlos a una población con nuevas necesidades.
Subirá es una reconocida investigadora en los ámbitos de las finanzas y el marketing y ha ejercido como docente en diversas universidades y escuelas de negocios internacionales. Es vocal de la Junta de Gobierno del Colegio de Economistas de Cataluña y ha sido reconocida por el Consejo General de Economistas de España con la Medalla en el Servicio a la Economía Española por su destacado ejercicio en la profesión de economista y su entrega a la institución colegial y a la sociedad en general.