Sònia Fernández-Vidal, reconocida divulgadora científica y académica de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), reflexiona sobre el estado de la investigación en España, la enseñanza y el papel de las mujeres en la ciencia, en una entrevista publicada por el suplemento «Yo Dona» del diario «El Mundo» en su edición del pasado 29 de noviembre. La experta acaba de presentar su última obra divulgativa dirigida a un público juvenil: «El origen de ‘La puerta de los tres cerrojos’: la semilla de una revolución» (Destino), el primero de dos títulos que se adentran en la historia de la física y su evolución hasta la física cuántica y que se puede considerar una precuela de su exitosa trilogía «La puerta de los tres cerrojos», que ha conseguido hacer que la física sea atractiva para los lectores más jóvenes.
Para Fernández-Vidal, la física cuántica resulta una disciplina antiintuitiva que desafía la lógica cotidiana, lo que la hace más compleja en su acceso, aunque a su vez mucho más fascinante. Al parecer ciencia ficción, los fenómenos requieren creatividad y curiosidad. «Los primeros científicos que se adentraron en este mundo vieron que el modo en que se comportaba el mundo subatómico parecía ciencia-ficción, porque si un electrón puede atravesar una pared y teletransportarse y yo estoy hecha de electrones, ¿puedo hacer ambas cosas? La ciencia dice que es difícil, pero no imposible. No es fantasía, sino hechos científicos. En la física cuántica hay que aprender a mirar el mundo de modo diferente y para ello, tienes que explorar territorios nuevos, como un explorador», explica.
De ahí que la académica encontrase en este ámbito un terreno abonado para la imaginación, la fascinación y la divulgación, en su caso con los menores como protagonistas. Como ella misma explica, en sus charlas y libros busca inspirar tanto a niños como a adultos a adentrarse en el mundo cuántico, apelando a quienes normalmente no se interesarían por un ensayo científico y combatiendo a su vez la desinformación imperante. «Todos nacemos como grandes investigadores, pero dejamos de serlo de mayores. Un niño de cinco años hace 400 preguntas al día. Luego, en secundaria, les da vergüenza preguntar y es una pena. Preguntan cosas extraordinarias como por qué la tierra es redonda. Pero en vez de investigar juntos, los mandamos a otra cosa y matamos esa curiosidad», señala.
Fernández-Vidal critica la escasa presencia de la ciencia en los medios y sugiere que una sociedad tecnológicamente dependiente, pero científicamente ignorante, puede ser manipulable. Frente a la tendencia a buscar explicaciones rápidas en redes sociales, defiende el valor de profundizar en el conocimiento a través de libros y el método científico. Para la académica, la ciencia es un antídoto frente a la sobreinformación y los bulos. «En los periódicos hay deportes, astrología, etc., pero pocas secciones fijas de ciencia. Las echo de menos. Se hacen programas y hay ‘youtubers’ muy buenos, pero la ciencia debe formar parte de la cultura. Hacen actos desde las instituciones y no invitan a científicos. La sociedad cada vez depende más de la ciencia y la tecnología, pero a la vez es muy ignorante. Esa combinación es explosiva. ¿Quiénes tomarán las decisiones, entonces? ¿Solo los que conocen cómo funciona la IA, por ejemplo? Seremos más manejables», concluye.
Doctora en Óptica e Información Cuántica y Física por la Universidad Autónoma de Barcelona, Fernández-Vidal fue seleccionada por la revista «Forbes» como una de las 100 personas más creativas del mundo. Ha trabajado y colaborado como investigadora en algunos de los centros más prestigiosos como son el Centro Europeo de Investigación Nuclear, el Laboratorio Nacional de Los Álamos, en Estados Unidos, o el Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) en Barcelona. Además de la célebre trilogía de divulgación científica juvenil «La puerta de los tres cerrojos» es también autora de «Quantic Love», novela ambientada en el CERN que aproxima la ciencia desde el lado más humano. Por otra parte, su libro «Desayuno con partículas» es una obra de divulgación de física cuántica destinada a todos los públicos, en tanto que «El universo en tus manos», su anterior obra de divulgación dedicada a un lector más joven, adentra al público infantil en los misterios del universo.