Joaquín Callabed, presidente del Club de Pediatría Social, académico correspondiente de la Real Academia de Medicina de Cataluña y académico de número y vicepresidente de la Sección de Ciencias de la Salud de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), comparte con la comunidad académica los últimos artículos que ha publicado en las secciones «Lectores expertos» y «La mirada del lector» de la edición digital del diario «La Vanguardia», de cuya comunidad de lectores forma parte activa. Se trata de «¿Qué relaciona la numismática con la salud?», «La relación entre el médico y el paciente» y «El legado del pediatra Pierre Royer», donde aborda temas relacionados con la medicina, la salud y el bienestar.
En «¿Qué relaciona la numismática con la salud?», Callabed aborda el ingreso en la Real Academia de Jaime Casas, presidente a su vez de la Real Academia de Farmacia de Cataluña, a cuyo discurso respondió en nombre de la RAED. El recipiendario presentó en su ingreso el trabajo «XXVII siglos de historia de la salud a través de la numismática: de la moneda lidia a la tarjeta de crédito», en el que abordó esta fructífera y desconocida relación entre la moneda y la salud a lo largo de la historia. En este sentido, el académico esbozó el discurso y presentó a los personajes más conocidos de las ciencias de la salud que forman también parte de la numismática.
Por otra parte, en «La relación entre el médico y el paciente», el presidente del Club de Pediatría Social reflexiona sobre la evolución que ha sufrido la relación entre médico y paciente, considerando que la época en la que se hablaba de vocación y profesión se ha transformado en muchas ocasiones en un diálogo con exigencias por parte del paciente. Callabed apunta cuatro principios de ética profesional para reconducir este diálogo: la autonomía, por el que el paciente debe recibir la información necesaria del tratamiento a través del denominado consentimiento informado y elegir la mejor opción; la beneficencia, dejando al paciente la decisión sobre el tipo de actuación médica que desea que le realicen, dentro de las opciones validadas científicamente; la no maleficencia, con la decisión que tome el paciente, incluyendo las repercusiones a los demás y teniendo en cuenta que la libertad personal tiene el límite del respeto a los demás, y la justicia, para que los recursos sanitarios se distribuyan de forma equitativa y de modo universal y se cumplan las leyes.
Por último, en «El legado del pediatra Pierre Royer» se detiene en la figura de este recordado médico francés conocido por la sentencia de que «no existe acto humano más digno que cuidar la salud de los niños». «Pierre Royer consiguió un alto grado de madurez humana y profesional. Toda su actividad se centró en solucionar los problemas de la infancia, organizar servicios, crear programas y buscar medios. Respetaba mucho las culturas indígenas y era amigo de la acción directa en temas de salud», recuerda el académico, rememorando sus encuentros con Royer y su labor al frente del Centro Internacional de la Infancia.