Josep Ignasi Saranyana
Profesor emérito de la Universidad de Navarra, académico correspondiente de la Real Academia de Historia, miembro «in carica» del Pontificio Comité de Ciencias Históricas del Vaticano y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914
Josep Ignasi Saranyana, profesor emérito de la Universidad de Navarra, miembro «in carica» del Pontificio Comité de Ciencias Históricas y académico de númerode la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), comparte con la comunidad académico su estudio «Juan de Palafox en Barcelona (1630)», en el que rememora la figura de quien fuera obispo de Tlaxcala (Nueva España), con sede en Puebla de los Ángeles, y más tarde de Osma, miembro del Consejo Real de Indias, virrey y capitán general de Nueva España. Es beato de la Iglesia desde 2011, bajo el pontificado de Benedicto XVI.
Fue hijo ilegítimo de Jaime de Palafox y Mendoza, marqués de Ariza, y de una mujer de ilustre familia que, para ocultar su estado, se retiró al balneario de Fitero, en Navarra, y al dar a luz el 24 de junio de 1600, para evitar el escándalo, tomó la resolución de ahogar al niño en el cercano río. Pero la mujer encargada del infanticidio fue descubierta y el niño se salvó y fue criado por un viejo servidor de la casa de Ariza hasta que su padre, al volver de Roma, lo reconoció y lo envió a las universidades de Alcalá y Salamanca. En 1626 fue designado diputado de nobleza en las Cortes de Monzón y poco después obtuvo el cargo de fiscal de los Consejos de Guerra e Indias.
Sin embargo, decidió abandonar la vida civil y ordenarse sacerdote. Fue designado capellán de la reina de Hungría, María Ana de Austria, hermana de Felipe IV, a quien acompañó en varios viajes por Europa (Italia, Alemania, Flandes y Francia). Fue precisamente en esa época, antes de ser designado obispo de Tlaxcala en 1639 e iniciar su largo y fructífero periplo evangelizador y político en Nueva España, cuando Palafox realizó la visita a Barcelona que aborda Saranyana tomando como fuente principal el «Diario del viaje a Alemania», texto palafoxiano poco conocido.
«El relato, en el que mira específicamente a Cataluña (y concretamente a Barcelona), tiene importantes anotaciones sobre el carácter de los naturales, su modo de vestir, la forma de divertirse, la densidad demográfica, el puerto de la ciudad condal, la muralla, las edificaciones, la orografía del contorno, la vida económica, etc. Sorprenden las extraordinarias dotes de observación de Palafox y su capacidad de levantar acta de los sucesos, teniendo en cuenta que sólo estuvo en esas tierras algo más de cuatro meses», explica Saranyana su impresión del relato de Palafox.
El académico recoge varios fragmentos literales sobre las impresiones del visitante, pródigo en descripciones de la ciudad y de sus moradores: «Barcelona, por la parte de levante, puerta por donde se entra en España, es ciudad de mucho pueblo y nobleza, bastantemente capaz, murada más al adorno que no a la seguridad; algunos edificios grandes, pocos suntuosos, todos buenos, las calles estrechas y congojas, las casas y los corazones de piedra, lugar armado desde la ínfima plebe a la nobleza, con armas dobles de ánimo y de inclinación; rodeantes las murallas, hermosa vista; a la una mano mirando la ciudad la mar o la tierra; a la otra tiene vecinos montes, aunque de suerte que ni la embarazan ni la oprimen, dejando bastante espacio al valle para la recreación y provecho de la tierra, entre los cuales está Montjuïc, la atalaya más eminente de aquella región; abundante el suelo por la naturaleza sin que la industria de los hombres la riegue, ni tenga fácilmente de dónde, bien socorrido el lugar de todo género de alimentos y cuanto necesita el uso o la ostentación».