Maria Àngels Calvo, académica de número y miembro de la Junta de Gobierno de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), pronunció el pasado 6 de noviembre en la Real Academia de Medicina de Cataluña el discurso de homenaje al desaparecido Antonio Concellón, académico de esta institución, durante una emotiva sesión de Consolatio. El homenajeado también era académico emérito de la RAED, supernumerario de la Real Academia de Ciencias Veterinarias de España y numerario de la Academia de Ciencias Veterinarias de Cataluña. Calvo, asimismo, pronunció el 16 de noviembre en la misma Real Academia de Medicina el discurso de respuesta a la recepción como académico de Tomàs Pumarola.
La académica inició su primer discurso recordando que Antonio Concellón nació en el año 1923 en La Puebla de Híjar, pequeño municipio de la provincia de Teruel, y falleció en Barcelona poco antes de cumplir 95 años, el día 6 de febrero de este año. Doctor en Veterinaria con un interesante trabajo sobre la necesidad de la explotación porcina intensiva, basado en sus experiencias en la Granja La Cabanya de Sant Esteve de l’Ordal (Barcelona), el homenajeado siempre combinó su vida profesional con su vocación académica.
En este sentido, Calvo destacó su activa y desinteresada participación en la docencia de algunas asignaturas de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona, cuando en los primeros cursos de su existencia era difícil contar con profesores a plena dedicación. Con su aportación colaboró a la plena instauración de la facultad en la década de los 80 del pasado siglo y a la formación de las primeras promociones de alumnos.
En cuanto al ingreso de Pumarola, la académica destacó cómo su trabajo científico aborda con profundidad determinados aspectos de la microbiología clínica que le preocupan desde hace tiempo. De ahí que escogiese para su investigación como punto de partida y a la vez como un particular homenaje familiar el centenario de la pandemia de gripe de 1918, tema que ya desarrolló como discurso de ingreso como académico numerario su padre en 1971.
Calvó aseguró que Pumarola describe de forma precisa el contenido del discurso de su padre y marca el paralelismo con los conocimientos actuales, indicando que todavía nos queda mucho camino por recorrer y que «hoy en día estar informado, ya no es equivalente a saber que pasa». «No hay duda de que, como indica el recipiendario, la automatización de la microbiología clínica está constituyendo un elemento organizador de primer orden, pero coincidimos plenamente con él al afirmar que no ha conducido a un cambio significativo del trabajo de interpretación», afirmó la académica en su discurso de respuesta.
«Hay que formar a los futuros especialistas en microbiología clínica para que tengan un completo conocimiento de los agentes infecciosos y de la patología que pueden ocasionar, que les permitan ser competentes para hacer diagnósticos precisos y rápidos, así como también para hacer una vigilancia adecuada en la comunidad de los microorganismos más habituales así como de los emergentes», zanjó Calvo.