El historiador mexicano Enrique Sada, colaborador habitual de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), comparte con la comunidad académica diversos temas de la actualidad, mexicana e internacional, vinculados estrechamente a su historia en los artículos «La ‘ciencia neoliberal'», «La ilusión de la Tierra Prometida, Israel y la crónica del eterno éxodo» y «De la repatriación de un óleo cortesiano«, publicados en el portal El Siglo de Torreón entre los pasados 8 y 21 de marzo.
En «La ciencia neoliberal», el experto trae al presente uno de los viejos dogmas de los totalitarismos, sea cual sea su signo: la ciencia. Contra sus instituciones ha cargado el Gobierno federal mexicano de Andrés Manuel López Obrador. «No sorprendió la renuncia de Álvarez-Buylla a la Academia Mexicana de Ciencias, a la que acusó de ‘adversa’, del mismo modo que un nazi podía acusarla de ‘judía’ o un comunista como ‘burguesa’. Lo que sí sorprendió, en cambio, es que no rechazara en su momento ni renunciara ayer al Premio Nacional de Ciencias que le dio Enrique Peña Nieto el sexenio anterior. Peor aún, su autoexclusión obedece a seis propuestas de la Academia sobre el futuro de la ciencia, la innovación y la tecnología: reformar el sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) para garantizar la libertad académica, la participación democrática y la autonomía; asignar un financiamiento suficiente, sostenido y progresivo para las actividades de CTI; expandir y fortalecer las comunidades científicas y tecnológicas; fomentar la innovación que contribuya al bienestar social y el desarrollo sustentable; promover la comunicación pública de las ciencias y fortalecer la colaboración internacional en materia de CTI», explica.
Por otra parte, Sada aborda ampliamente y partiendo de bases sólidas y contrastadas los azarosos devenires de Israel y Palestina en «La ilusión de la Tierra Prometida, Israel y la crónica del eterno éxodo». El historiador rechaza mitos y leyendas para clamar por una paz en la región entre israelíes y palestinos que a día de hoy parece imposible. «Mientras ambos pueblos no se reconozcan como hermanos en cuanto sus vínculos históricos y de sangre, en tanto no acepten el mutuo y legítimo derecho que les asiste para existir, la paz será sólo un fantasma sobre un mismo suelo que seguirá anegándose por la sangre inocente que se derrame de ambos bandos», señala como conclusión a un documentado artículo.
Finalmente, en «De la repatriación de un óleo cortesiano», el experto aprovecha la donación al pueblo mexicano de un retrato al óleo de Hernán Cortés por parte una de sus descendientes, Tatiana Nicoletta Pignatelli Aragona Cortés, para abordar la figura del conquistador. La entrega se realizó en el Consulado General de México en San Francisco (California), donde se agradeció el regalo de esta pintura que quedará bajo el resguardo del Instituto Nacional de Antropología e Historia para su análisis, conservación y difusión cultural. «Mucho se ha dicho que desde la historia se desconoce realmente la imagen real de Hernán Cortés, por cuanto muchos de sus óleos fueron supuestamente realizados por consigna encomiástica; tratando de asemejarlo en su físico nada menos que con el de otro grande como lo fue su soberano, el emperador Carlos V«.