Amable Esparza, jefe del Departamento Comercial y de Calidad de la Autoridad Portuaria de Sevilla, representante del Instituto de la Ingeniería Española en el Comité de Desarrollo de Capacidades de Ingeniería de la Federación Mundial de Organizaciones de Ingeniería de la Unesco y académico correspondiente de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), ingresó como académico de número durante un acto que se celebró en la sede de Fomento del Trabajo, sede corporativa, el pasado 10 de octubre. El recipiendario leyó el discurso de ingreso «Análisis del riesgo de impacto de hidrocarburos procedentes de los buques en el entorno del parque natural marítimo-terrestre del Cap de Creus». Le respondió, en nombre de la Real Academia, el académico de número José María Baldasano. La sesión pudo seguirse en streaming a través del canal de YouTube de la Real Academia, donde puede visionarse.
Doctor en Ingeniería Náutica, el nuevo académico abordó en su discurso la posibilidad de impacto ambiental de un derrame de cualquiera de los hidrocarburos que se transportan por vía marítima por las costas catalanas en el entorno del Parque Natural de Cap de Creus. Para ello, el recipiendario valoró en su estudio la legislación y convenios internacionales que protegen los mares de eventuales mareas negras, detalló los medios anticontaminación de que dispone España y las técnicas más habituales en la lucha contra la contaminación por hidrocarburos, determinó y consideró los factores de riesgo para que se pudiese producir una marea negra y el entorno marítimo de este valioso parque marítimo-terrestre que hay que proteger a toda costa.
Tras introducir las características geográficas y sociales del entorno sujeto de análisis, el transporte marítimo de hidrocarburos que se produce en la zona, el estado de los buques y sus medidas de seguridad, la contaminación por este tipo de sustancias, la normativa internacional y otras medidas de la administración española contra la contaminación marina por vertidos de hidrocarburos, Esparza abordó los mecanismos de protección del Mediterráneo, la protección que tiene el Parque Natural del Cap de Creus, el análisis de las condiciones meteorológicas, el régimen general de vientos y corrientes, y la determinación de la trayectoria de un vertido accidental, para concluir que aún se deberían tomar medidas más rigurosas de protección de este espacio natural único.
«Una vez estudiados en profundidad los tráficos marítimos, sus características, rutas, condiciones meteorológicas y morfología de la zona, se ha evidenciado el eventual riesgo de derrame accidental en la mar, procedente del tráfico de hidrocarburos, que podría afectar al litoral del parque natural de Cap de Creus. Por la costa norte del parque discurre la corriente Liguria, que se une a la circulación general del Mediterráneo noroccidental en dirección sursudoeste, discurriendo frente al estrecho talud catalán hasta alcanzar el canal de Ibiza. Esta corriente dificultaría notablemente que un eventual derrame impactase en la costa levantina del parque, arrastrándolo hacia el sur. El efecto del cañón de Creus sobre la corriente Liguria impide que una eventual marea negra pueda impactar en la costa norte del parque, desviando el derrame hacia el sudeste con una alta velocidad», explicó Esparza.
Para el académico, las medidas adicionales de protección que deberían tomarse pasan por definir una mayor distancia de protección, con limitación de usos y actividades; definir una ruta de navegación de recalada al puerto francés de Port de Bouc desde las proximidades de Cap de Creus para así hacer que los buques que arriben o zarpen allí procedentes del puerto de Tarragona o Barcelona estén obligados a navegar separados de la costa y, de la misma forma, definir una ruta de navegación de recalada en el puerto de Palamós, para que los buques que arriben o zarpen de Palamós procedentes del Golfo de León estén obligados a navegar separados de la costa.