Aldo Olcese, presidente de la Fundación Independiente y de la Asociación Nacional Sociedad Civil Ahora y académico de número y vicepresidente de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), explica la curiosa historia del dominio comercial de Génova entre los siglos XVII y XVIII y su relación con Gibraltar y Tánger en el artículo «Génova ‘la Superba’ y España. La sorprendente estrategia del almidón», publicado en el número 185 de «Proa a la mar», revista de la Real Liga Naval Española, correspondiente al año 2023. El académico hace referencia a su propia historia familiar, trufada de relaciones amorosas entre emprendedores y navegantes genoveses y jóvenes andaluzas que se convirtieron en sus esposas, y la relación que la invasión napoleónica de la ciudad de Liguria tuvo con este devenir.
«Hablando de Génova quizás tenga carta de naturaleza un economista y navegante apasionado como yo, de origen genovés por parte paterna, para escribirlo no sólo desde el conocimiento de las circunstancias relatadas sino, y muy especialmente, desde mi sentimiento de hijo de padre genovés y de madre cordobesa y descendiente de protagonistas relevantes de una parte de la historia que aquí se cuenta, y que también ha hecho del mar una parte importante de su vida», inicia Olcese su relato, en el que parte del papel fundamental que desarrolló el almidón de trigo, que los genoveses buscaron en España, parra garantizar el buen estado y seguridad de las velas de sus fragatas y bergantines.
El artículo aborda asimismo la historia de las familias de Gibraltar y Tánger, cuyos ancestros estaban involucrados en rutas comerciales a ambos lados del Estrecho. Sobre la invasión francesa de Génova y su presencia en la ciudad entre 1800 y 1814, Olcese plantea la paradoja de la decisiva contribución de los genoveses en la financiación de poderosos ejércitos, pero su evidente incapacidad para formar su propio ejército para hacer frente a las tropas napoleónicas. Fue un período de exilio y refugio en las ciudades del Estrecho que ha sido descrito como uno de los genocidios más lamentables de la historia europea moderna.
«No quiero acabar este artículo sin recomendar a los lectores una escapada a Génova y en especial al Santuario de Nuestra Señora de la Guardia en la montaña de la Figogna y una visita a su sala de los cirios o exvotos donde los marineros genoveses subían a encomendarse a la Virgen o a agradecerle haberse salvado de temporales y naufragios y ofrecían sus votos en términos de plegarias y donaciones de dinero y objetos queridos que adornan esa sala sobrecogedora y repleta de miles de pequeños cirios encendidos. Un lugar de rezo y encomienda rodeado de la fascinación de algo sobrenatural y mágico», concluye Olcese.