Joaquín Callabed

Dr. Joaquín Callabed

Joaquín Callabed, presidente del Club de Pediatría Social, académico correspondiente de la Real Academia de Medicina de Cataluña y de la Real Academia de Farmacia de Cataluña y académico de número y vicepresidente de la Sección de Ciencias de la Salud de la Real Academia Europea de Doctores (RAED), reflexiona sobre el legado que algunas de las principales figuras de la medicina han dejado para la historia, así como la tradición humanista que han forjado, en los artículos «Revolución médica y farmacéutica de Paracelso», «Con menos necesidades se es más libre y feliz», «El legado del ‘médico de reyes y papas'», «Luis Mercado, figura médica del Siglo de Oro» y «Andrés Laguna, el médico de ricos y pobres», publicados a lo largo de los últimos meses en la sección «Lectores expertos» de la edición digital del diario «La Vanguardia», de cuya comunidad de lectores forma parte activa.

En «Revolución médica y farmacéutica de Paracelso», el académico presenta la figura del que está considerado el principal autor de la revolución médico-farmacéutica del Renacimiento frente al pensamiento establecido del siglo XVI. «Fue un partidario absoluto de los medicamentos químicos, que hasta entonces casi no se habían usado. Practicó una medicina integral, en la que no admitía la separación entre médico, cirujano y farmacéutico, exigiendo en consecuencia a quien se dedicara a ello un conocimiento personal absoluto de todo lo necesario para curar la enfermedad, y aceptó, como principal arma para luchar contra la enfermedad, al medicamento, que el médico debía saber buscar, preparar y usar. Fue ante todo un terapeuta, que dedicó al estudio del medicamento sus mejores obras», explica.

Por otra parte, en «Con menos necesidades se es más libre y feliz», Callabed apunta las enseñanzas de Antístenes de Atenas, considerado el fundador de la escuela cínica griega. «Todo lo que el sabio hace, dice Antístenes, se rige por la virtud, y el placer no solo no es necesario, sino claramente perjudicial. Se dice que mantenía que el dolor e incluso la mala reputación eran bendiciones, y que dijo: ‘Prefiero enloquecer a llevar una vida regalada’. No obstante, alaba los placeres que surgen ‘del almacén de mi alma’ o del ‘trato con un amigo sabiamente escogido'», señala.

El presidente del Club de Pediatría social se centra en la figura de Arnau de Vilanova, médico, teólogo y embajador español de grandes figuras de la monarquía y del clero de la Edad Media, en «El legado del ‘médico de reyes y papas'». «Arnau de Vilanova tuvo una activa intervención en la vida política de su tiempo, casi siempre movida por sus ideales religiosos y apoyada en su prestigio profesional: en la amistad de Jaime II, en la tolerancia de Bonifacio VIII o en la benevolencia de Clemente V subyace la gratitud del paciente eficazmente tratado, aunque se vea también fomentada por la lealtad del súbdito y la fidelidad del cristiano», explica.

En «Luis Mercado, figura médica del Siglo de Oro», Callabed se detiene en la vida y la obra de este escritor, clínico e higienista que publicó numerosos libros sobre la medicina de la época del Renacimiento y está considerado la figura que sistematizó el conocimiento médico de ese momento. «Gran clínico, fue autor de la primera descripción de la angina diftérica sofocante, fue uno de los primeros en escribir sobre el tifus y fue pionero de especialidades como la ginecología, la obstetricia y la genética. La obra de Mercado fue, sin duda, la más influyente sistematización del saber médico realizada en Europa desde los supuestos escolásticos contrarreformistas», considera.

Finalmente, en «Andrés Laguna, el médico de ricos y pobres», el experto se focaliza en la figura del reconocido médico humanista, anatómico, farmacólogo, botánico, filósofo, políglota, viajero, poeta y político que fue médico personal de Carlos I. «Andrés Laguna fue uno de los grandes personajes de su época, representante del periodo en el que la ciencia española ha tenido una mayor repercusión. Ejerció un papel fundamental en el contexto europeo del siglo XVI. Fue hijo de Diego Fernández Laguna, un médico judeoconverso, y de Catalina Velázquez. Estudió dos años de Artes en Salamanca y se trasladó en 1530 a París, donde se graduó en Artes y estudió Medicina. Se formó también en lenguas clásicas con helenistas y latinistas de prestigio para poder leer en lengua original a Dioscórides«, explica.