Joaquín Callabed, presidente del Club de Pediatría Social, académico correspondiente de la Real Academia de Medicina de Cataluña y académico de número y vicepresidente de la Sección de Ciencias de la Salud de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), presenta a la comunidad académica una serie de reflexiones sobre el papel de las guarderías en la educación infantil y las conclusiones de un debate de expertos sobre educación, recogidas en los artículos «Ventajas de la guardería en el cuidado de los niños», «¿Qué aprenden los niños en la guardería?», «La educación de la sociabilidad en las guarderías» y «Los expertos piden centros específicos para tratar el bullying, el fracaso escolar y la violencia sexual», publicados en las secciones «Lectores expertos» y «El debate de los lectores» de la edición digital del diario «La Vanguardia», de cuya comunidad de lectores forma parte activa.
En «Ventajas de la guardería en el cuidado de los niños», el académico parte de la base de que la decisión de que los niños de 0 a 3 años acudan a escuela infantil tiene detractores y defensores, pero prevalece el criterio familiar. «Cada niño es un sujeto-persona irrepetible que debe tratarse de un modo individualizado y personalizado. La última decisión de acudir a la guardería colectiva o a la familiar corresponde a la familia y su particular situación en el hogar haciendo uso de su derecho de autonomía y beneficencia. El paternalismo o práctica de imponer opiniones a otra persona ‘por su propio bien’ choca con la autonomía de la familia o capacidad de elegir por si misma que es la que debe prevalecer», señala el experto, que enumera las características, modelos e historia de estos centros, una información capital que se debe conocer antes de tomar una decisión sin criterio.
Por su parte, en «¿Qué aprenden los niños en la guardería?», el presidente del Club de Pediatría Social señala que la escuela infantil es un puente entre la rigidez del orden escolar y la laxitud del horario en el seno familiar. «Los niños muy pequeños (menores de dos años) no deben estar mucho tiempo alejados del hogar, pero a partir de los dos años ya pueden tener un horario amplio en la escuela infantil, incluyendo comidas. Las educadoras de guarderías saben que existe un periodo particularmente desfavorable a la entrada de los niños en la guardería (entre los 8 y 18 meses). Hay crisis de desarraigo, rechazo, oposición y dificultades en el comportamiento alimenticio. No es el momento idóneo para que un niño ingrese en la guardería. Se describen casos de angustia, de separación de la madre en esta franja de edad», explica.
En el último artículo específico sobre esta materia, «La educación de la sociabilidad en las guarderías», Callabed considera que la guardería o escuela infantil puede facilitar la adquisición de hábitos y aprendizajes con personal cualificado y material pedagógico adecuado. «En la guardería infantil se puede observar, detectar problemas precoces del desarrollo y estimular el desarrollo infantil, psicomotriz, lenguaje y sociabilidad. Es un escenario privilegiado de observación y actuación diagnóstica y terapéutica. La escuela infantil es una fuente importante de estimulación para el niño. Resalta el beneficio de acogida de niños con enfermedades crónicas y con discapacidades así como dificultades psicológicas y sociales, con ampliación de diagnósticos previos a los que ingresaron y para una orientación especializada de sus patologías», señala.
Por otra parte, en «Los expertos piden centros específicos para tratar el bullying, el fracaso escolar y la violencia sexual», el académico apela a la puesta en marcha de centros de atención específica del adolescente, donde psiquiatras, pedagogos, asistentes sociales y otros profesionales que necesite el adolescente puedan estar en un mismo lugar y aportar una solución consensuada global problemas como el acoso escolar, el fracaso escolar y la violencia sexual en menores. «Realmente es un tema de actualidad el acoso escolar. A mí siempre me gustan las cifras epidemiológicas, si no, tendemos a generalizar y es un pecado filosófico la generalización. Parece que las cifras de un 7% a un 15% se repiten en muchos ámbitos. Hay violencia física y violencia del poder. No hace falta que todo acabe en las manos ni en las navajas en casos extremos. ¿Cuál es la solución? Es difícil porque es multifactorial: familia, escuela, pediatra, con acento psicosocial, podemos hacer una red en la que se den medidas preventivas en las que busquemos a nivel psicológico el apoyo y la terapia y, si hace falta, la rehabilitación. Hay experiencias en Europa realmente muy útiles, como en Noruega y Suiza, donde hay unos resultados donde las cifras de acoso escolar bajan bastante», explica Callabed.